
El primer obispo anglicano que se reconoce homosexual, Gene Robinson fue obligado a interrumpir un sermón que estaba pronunciando en una iglesia de Londres.
A los pocos minutos de arrancar su sermón, Robinson recibió gritos de "hereje" . Posteriormente, una vez reinicido el acto, Robinson se preguntó: "Cuando alguien asegura que la homosexualidad es una abominación: ¿signfica que queremos que Dios piense eso mismo?. Creo que Dios quiere que seamos audaces; creo que Dios quiere que tomemos riesgos; no creo que Dios quiera que seamos temerosos". La intervención del obispo fue recibida con un discreto aplauso de los fieles.
A los pocos minutos de arrancar su sermón, Robinson recibió gritos de "hereje" . Posteriormente, una vez reinicido el acto, Robinson se preguntó: "Cuando alguien asegura que la homosexualidad es una abominación: ¿signfica que queremos que Dios piense eso mismo?. Creo que Dios quiere que seamos audaces; creo que Dios quiere que tomemos riesgos; no creo que Dios quiera que seamos temerosos". La intervención del obispo fue recibida con un discreto aplauso de los fieles.










