La mayoría de nosotros usamos lubricante cuando tenemos sexo anal con el objetivo de facilitar la penetración. ¿No sería genial si el lubricante también tuviera ingredientes especiales que ofrecieran protección contra el HIV y otras enfermedades venéreas? 
Durante años, los hombres gays han sido atormentados con frases exageradas como "usa un condón cada vez que tengas sexo", "sin forro no hay amor" y otras proclamas acerca de los placeres del sexo seguro y de las maldiciones que caen sobre aquellos que no lo practiquen de esa manera.
Y todo esto, con una buena razón. Los preservativos siguen siendo el mejor método que tenemos para protegernos a nosotros y a nuestros novios/amantes/ ligues del HIV y otras enfermedades de transmisión sexual. Pero muchos de nosotros ya estamos cansados de usar condones y ansiamos por disfrutar del calor y la intimidad del sexo sin esa incómoda barrera de látex.
Algunos hombres gays han dejado de usar preservativos o solamente los usan al momento de practicar sexo anal. No importa si se lo llama "bareback", "sexo crudo" o simplemente "sexo natural"; la cuestión es que el 50% de nosotros no está usando los condones en forma consistente.
Antes de empezar a escandalizarnos, recordemos que hace 26 años que convivimos con la epidemia del SIDA. ¿Por qué nos conformamos con una sola manera de protegernos para evitar la transmisión del HIV? Porque la verdad es que puede existir otra manera.
Un microbicida anal podría ser esa otra manera: un agente que se encuentre adentro del lubricante y que pueda proveer de protección contra el HIV y otras enfermedades de transmisión sexual ante la ausencia de los preservativos. O que pueda proveer de protección adicional junto con el uso de los condones.
Un microbicida anal también podría ser administrado a través de un enema o una ducha rectal. Aquellos de nosotros que gustamos estar del lado de quien recibe en el sexo, podríamos hacernos una buena limpieza antes del acto y para eso sería genial incluir el microbicida anal en la fórmula de un enema o una ducha rectal. Este agente podría crear una barrera en el ano para impedir el ingreso del virus del HIV, podría destruir al virus, o quizás interferir con el proceso de replicación del HIV.
Por más que lo parezca, nada de esto es un sueño imposible. Existen estudios y actividades de investigación que se están llevando a cabo en la actualidad y que están teniendo en cuenta alguna de estas opciones.
A principios de este año, la Universidad de California lanzó el primer testeo en seres humanos de un microbicida de seguridad anal, convirtiéndose en el primer estudio que fue más allá de los análisis de laboratorio para ser probado en personas.
Además existe la International Rectal Microbicide Advocates (IRM), una red internacional de más de 500 investigadores y científicos de 38 países cuya misión es la de apoyar el estudio y el desarrollo de microbicidas anales seguros y efectivos para los hombres y las mujeres que quieran utilizarlos. Y también incluimos a las mujeres porque este producto sería para todos, sin importar el género ni la orientación sexual.

Durante años, los hombres gays han sido atormentados con frases exageradas como "usa un condón cada vez que tengas sexo", "sin forro no hay amor" y otras proclamas acerca de los placeres del sexo seguro y de las maldiciones que caen sobre aquellos que no lo practiquen de esa manera.
Y todo esto, con una buena razón. Los preservativos siguen siendo el mejor método que tenemos para protegernos a nosotros y a nuestros novios/amantes/ ligues del HIV y otras enfermedades de transmisión sexual. Pero muchos de nosotros ya estamos cansados de usar condones y ansiamos por disfrutar del calor y la intimidad del sexo sin esa incómoda barrera de látex.
Algunos hombres gays han dejado de usar preservativos o solamente los usan al momento de practicar sexo anal. No importa si se lo llama "bareback", "sexo crudo" o simplemente "sexo natural"; la cuestión es que el 50% de nosotros no está usando los condones en forma consistente.
Antes de empezar a escandalizarnos, recordemos que hace 26 años que convivimos con la epidemia del SIDA. ¿Por qué nos conformamos con una sola manera de protegernos para evitar la transmisión del HIV? Porque la verdad es que puede existir otra manera.
Un microbicida anal podría ser esa otra manera: un agente que se encuentre adentro del lubricante y que pueda proveer de protección contra el HIV y otras enfermedades de transmisión sexual ante la ausencia de los preservativos. O que pueda proveer de protección adicional junto con el uso de los condones.
Un microbicida anal también podría ser administrado a través de un enema o una ducha rectal. Aquellos de nosotros que gustamos estar del lado de quien recibe en el sexo, podríamos hacernos una buena limpieza antes del acto y para eso sería genial incluir el microbicida anal en la fórmula de un enema o una ducha rectal. Este agente podría crear una barrera en el ano para impedir el ingreso del virus del HIV, podría destruir al virus, o quizás interferir con el proceso de replicación del HIV.
Por más que lo parezca, nada de esto es un sueño imposible. Existen estudios y actividades de investigación que se están llevando a cabo en la actualidad y que están teniendo en cuenta alguna de estas opciones.
A principios de este año, la Universidad de California lanzó el primer testeo en seres humanos de un microbicida de seguridad anal, convirtiéndose en el primer estudio que fue más allá de los análisis de laboratorio para ser probado en personas.
Además existe la International Rectal Microbicide Advocates (IRM), una red internacional de más de 500 investigadores y científicos de 38 países cuya misión es la de apoyar el estudio y el desarrollo de microbicidas anales seguros y efectivos para los hombres y las mujeres que quieran utilizarlos. Y también incluimos a las mujeres porque este producto sería para todos, sin importar el género ni la orientación sexual.










