La actriz y vedette travesti Florencia de la V se casó este sábado. Pero su casamiento no fue más que una fiesta en la que reafirmó su amor de tantos años de pareja con Pablo Goicochea, “el amor de su vida”, como ella lo define.
Más feliz que nunca, la vedette manifestó: “Nunca creí que me iba a casar de blanco, como cualquier novia enamorada. Yo lo único que necesitaba era vestirme de mujer y ser una mujer. Las travestis, lesbianas, las milanesas de soja tienen derecho a ser felices”.
Florencia llegó a la fiesta cerca de las nueve de la noche en un Bentley blanco acompañada de su padrino, Gerardo Sofovich. “Fue la persona que me impulsó y me acompaña desde hace años, le debo mucho a Gerardo” dijo la vedette. Con un vestido largo, blanco y sin hombros diseñado por Jorge Ibáñez, sonriente y con el pelo recogido.
La lista de invitados incluyó a famosos como Moria Casán, Panam, Cecilia Milone y Anamá Ferreira. La vedette se emocionó hasta las lágrimas cuando dialogó con los periodistas, a su salida de la ceremonia.
Entre las observaciones de la actriz, se destacó el señalamiento de la fecha: se casó coincidentemente, el día que se celebró en Buenos Aires el día del orgullo gay. “No quiero despertar de este sueño, ésta es la gran película de mi vida. La idea de esta ceremonia era que dos amigos míos y dos de Pablo dijeran lo que sienten, lo que piensan sobre nosotros, sobre nuestra relación. Estuvimos llorando prácticamente todo el día, es muy fuerte lo que no está pasando. En Pablo encontré al hombre de mi vida, es un par, un amigo, un gran compañero. Soy lo que soy porque Pablo siempre estuvo conmigo, éste es un momento soñado, gracias a todos por su apoyo”, dijo Florencia en la entrada del salón Tattersall. A las 20.30 llegó el novio, Pablo Goicochea. Y trece minutos después, la novia, que estuvo alojada durante todo el día en el hotel Alvear.
La opinión de los activistas
Si bien la fiesta fue una reafirmación de la pareja, y no una Unión Civil ni casamiento, el evento despertó la opinión de algunos activistas de la Comunidad LGTB quienes, entrevistados por SentidoG.com, dieron su punto de vista al respecto.
Para Ariana Cano, la primera locutora transexual del país, la boda “es una ridiculez ya que pretende copiar el modelo heterosexual. Me dio vergüenza ajena. No reivindica al movimiento trans”.
Sin embargo, Alba Rueda, activista y trabajadora transexual del INADI, indicó que “no me parece mal que haya decidido hacer una fiesta de reafirmación de su compromiso amoroso, y no haya elegido una unión civil, ya que no se le puede reclamar nada desde el movimiento LGTB. Pese a que no acompaña la necesidad de una Ley de Identidad de Genero para las personas travestis y transexuales, nunca criticó al activismo, y enfocó su vida en su carrera. Esta boda es una manera de autorrealización personal, de hacer realidad una fantasía. Sus intereses no son los mismos que los de cualquier otra travesti. Y no se le puede pedir que se establezca como sujeto político, porque su necesidad no pasa por ahí. Es el Estado el que debe responder con solvencia en la cuestión de derechos de las personas trans”.
Una opinión similar tuvo Tania Luna, la primera transexual que obtuvo el cambio de identidad en su documento sin haberse sometido a la cirugía de reasignación sexual. Para ella, “la fiesta, mas allá de la legalidad de la unión, me pareció de muy buen gusto y estilo, como solo ella lo sabe hacer. Y también creo que no todas las personas tienen que ser activistas, y si bien podría apoyar la causa a través de su popularidad, es su decisión y es respetable”.
Por su parte, Cesar Cigliutti, Presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), le dijo a este medio que “cada uno elige la figura, el ámbito y la manera que quiere para reafirmar su relación. A nosotros, políticamente nos parece que contribuye a nuestras reivindicaciones, y que una persona travesti se case y lo haga publico de la manera que lo hizo convocando la atención de los medios y la sociedad, es un acto de visibilidad con el que estamos de acuerdo y le deseamos mucha felicidad”.
Más feliz que nunca, la vedette manifestó: “Nunca creí que me iba a casar de blanco, como cualquier novia enamorada. Yo lo único que necesitaba era vestirme de mujer y ser una mujer. Las travestis, lesbianas, las milanesas de soja tienen derecho a ser felices”.
Florencia llegó a la fiesta cerca de las nueve de la noche en un Bentley blanco acompañada de su padrino, Gerardo Sofovich. “Fue la persona que me impulsó y me acompaña desde hace años, le debo mucho a Gerardo” dijo la vedette. Con un vestido largo, blanco y sin hombros diseñado por Jorge Ibáñez, sonriente y con el pelo recogido.
La lista de invitados incluyó a famosos como Moria Casán, Panam, Cecilia Milone y Anamá Ferreira. La vedette se emocionó hasta las lágrimas cuando dialogó con los periodistas, a su salida de la ceremonia.
Entre las observaciones de la actriz, se destacó el señalamiento de la fecha: se casó coincidentemente, el día que se celebró en Buenos Aires el día del orgullo gay. “No quiero despertar de este sueño, ésta es la gran película de mi vida. La idea de esta ceremonia era que dos amigos míos y dos de Pablo dijeran lo que sienten, lo que piensan sobre nosotros, sobre nuestra relación. Estuvimos llorando prácticamente todo el día, es muy fuerte lo que no está pasando. En Pablo encontré al hombre de mi vida, es un par, un amigo, un gran compañero. Soy lo que soy porque Pablo siempre estuvo conmigo, éste es un momento soñado, gracias a todos por su apoyo”, dijo Florencia en la entrada del salón Tattersall. A las 20.30 llegó el novio, Pablo Goicochea. Y trece minutos después, la novia, que estuvo alojada durante todo el día en el hotel Alvear.
La opinión de los activistas
Si bien la fiesta fue una reafirmación de la pareja, y no una Unión Civil ni casamiento, el evento despertó la opinión de algunos activistas de la Comunidad LGTB quienes, entrevistados por SentidoG.com, dieron su punto de vista al respecto.
Para Ariana Cano, la primera locutora transexual del país, la boda “es una ridiculez ya que pretende copiar el modelo heterosexual. Me dio vergüenza ajena. No reivindica al movimiento trans”.
Sin embargo, Alba Rueda, activista y trabajadora transexual del INADI, indicó que “no me parece mal que haya decidido hacer una fiesta de reafirmación de su compromiso amoroso, y no haya elegido una unión civil, ya que no se le puede reclamar nada desde el movimiento LGTB. Pese a que no acompaña la necesidad de una Ley de Identidad de Genero para las personas travestis y transexuales, nunca criticó al activismo, y enfocó su vida en su carrera. Esta boda es una manera de autorrealización personal, de hacer realidad una fantasía. Sus intereses no son los mismos que los de cualquier otra travesti. Y no se le puede pedir que se establezca como sujeto político, porque su necesidad no pasa por ahí. Es el Estado el que debe responder con solvencia en la cuestión de derechos de las personas trans”.
Una opinión similar tuvo Tania Luna, la primera transexual que obtuvo el cambio de identidad en su documento sin haberse sometido a la cirugía de reasignación sexual. Para ella, “la fiesta, mas allá de la legalidad de la unión, me pareció de muy buen gusto y estilo, como solo ella lo sabe hacer. Y también creo que no todas las personas tienen que ser activistas, y si bien podría apoyar la causa a través de su popularidad, es su decisión y es respetable”.
Por su parte, Cesar Cigliutti, Presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), le dijo a este medio que “cada uno elige la figura, el ámbito y la manera que quiere para reafirmar su relación. A nosotros, políticamente nos parece que contribuye a nuestras reivindicaciones, y que una persona travesti se case y lo haga publico de la manera que lo hizo convocando la atención de los medios y la sociedad, es un acto de visibilidad con el que estamos de acuerdo y le deseamos mucha felicidad”.