Y la Gran Manzana no es ajena a la crisis mundial y la crisis parece que ha mermado el dinero a repartir y las oportunidaes a conseguir. Los trenes no pasan con la misma asiduidad. Esto ha provocado que los más jovenes hayan tenido que, bien agudizar el ingenio, bien agarrarse a un clavo ardiendo, para poder subsistir y/o mantener su ritmo de vida en la gran ciudad, Nueva York. O eso es lo que se desprende de un fantástico artículo publicado por el New York Observer sobre la proliferación de los chicos de alquiler en Nueva York a cuenta de la crisis económica.
La prostitución es un negocio más viejo que el propio mundo. Y la crisis lo único que parece hacer es limar los escrúpulos de muchos, que durante los picos altos de la economía pueden perfectamente pagarse el alojamiento y la ropa de marca sin necesidad de prostituirse.
“El nuevo chico de alquiler es alguién que es listo y tiene muchos proyectos en marcha y ambiciones, pero se da cuenta cuando llega aqui (Nueva York), que vivir el estilo de vida neoyorquino va a ser tremendamente caro.” declaró Sean Van Sant, portavoz de RentBoy, página web de Manhattan dedicada a proporcionar chicos de alquiler a aquellos que los buscan en todo el mundo y cuyo apellido nos retrotrae a otro Van Sant y, quizá, la que fuera su Obra Maestra, “My own Private idaho”, sobre el devenir de varios chaperos en Idaho. Segun Mr. Van Sant, un 15% de los chicos que se prostituyen con hombres son heterosexuales.
Mr. Van Sant continua describiendo el perfil del chapero de nuevo cuño: “Es relativamente nuevo en la ciudad y tiene buen gusto con la ropa, quiere vivir en un apartamento mejor, incluso un coche, se da cuenta de que le va a costar medrar en cualquiera que sea la carrera profesional en la que quiera medrar, especialmente si hablamos del mundo de la interpretación, de la moda o del mundo del arte. Y se percata de que puede obtener un extra para financiar su estilo de vida, simplemente a costa de su físico.”
El New York Observer sigue las peripecias de Robert, un joven de 23 años que ganaba 15 $ la hora trabajando en un Apple Store y ahora gana cerca de 3000 $ a la semana vendiendo su cuerpo a hombres que rondan la sesentena. O las de Shy, seudonimo de un artísta de 28 años que pagaba el alquiler trabajando como freelance, haciendo fotografias, diseñando, etc. Y que cuando la crisis hizo imposible seguir pagando su estilo de vida no lo dudo.
El artículo no entra en juicios morales, tan sólo expone la realidad tal y como la vivieron. Un mundo muy alejado del lumpen de antaño, cuando Jon Voight se pateaba los bajos fondos acompañado de un asmático y cojo Dustin Hoffman. Muy recomendable.
Fuente: AmbienteG