“Ya se le va a pasar”, dicen como si se tratara de un resfrío. Porque primero es la negación, luego los cuestionamientos, los duelos internos, la aceptación o el rechazo. Para ningún padre es fácil admitir que su hijo no es heterosexual. Pero se puede. ¿La clave? Informarse para derribar mitos.A los 22 años y tras salir del seminario, Marco Becerra recibió el silencio de su madre y el rechazo de su padre, cuando asumió su homosexualidad. Su salida del clóset desató una crisis en su hogar.
Su progenitor simplemente no lo aceptó y dejó caer su ira contra él por años, lo que lo obligó a irse de su casa a vivir con su pareja.
“Me sentí expulsado. Me aislé de ellos, perdí las navidades y las fiestas familiares”, recuerda el actual presidente de Acción Gay.
Sabe que su historia es la de muchos homosexuales y que la reacción de su padre es lo habitual. “Cuando uno le dice a su padre que es gay éste se siente traicionado, herido en su masculinidad. La mamá es un poco más cómplice, tal vez porque cree que así tendrá a su hijo por más tiempo”, dice Becerra, quien confiesa que pese a todo tiene hoy una relación cordial con su progenitor. “Es un anciano y lo de ser gay pasó a segundo plano”, dice.
Sin embargo, entre el alejamiento y reconciliación hubo dolores y duelos a ambos lados del camino. Porque si bien ningún padre o madre está preparado para que un hijo o hija le revele que no es heterosexual, ningún hijo lo está para romper públicamente con la “obviedad” de no sentir atracción por personas del sexo opuesto.
DERRIBAR MITOS
La negación, el rechazo y el bloqueo son los primeros sentimientos que suelen tener los padres cuando se enteran que su hijo o hija es homosexual, transexual o transgénero, dice la sicóloga Amorina Calello. Y es que “la sociedad chilena es muy apegada a valores religiosos, por eso la reticencia de parte de los padres”, señala.“Muchas veces los padres reaccionan con un ‘ya se le va a pasar’, pensando que es algo del momento, una etapa de transición. Incluso un acto de rebeldía. Pero eso no es así y si ocurre, no es lo frecuente”, asegura Calello.
De allí que una de las primeras cosas que deben considerar los padres -tras el impacto inicial de la confesión- es que verbalizar esa realidad frente a los progenitores no es tarea fácil.
“Ellos deben evaluar cuán importante es que la familia acepte a la persona (hijo/a)”, explica la sicóloga.
Pero ese proceso de evaluación no es instantáneo. De allí que también Calello recomiende a los hijos no esperar respuestas inmediatas y tener paciencia, ya que “están tomando una opción distinta, por lo que debe haber cierta disposición a esperar la no aceptación del otro”.
La confusión inicial es normal. Se bloquean frente a la información y no saben qué hacer. “Es el mejor momento para que los progenitores se informen”, explica Marcelo Schwember, sicólogo del Centro Cit, especialista en el tema. Y es que el mayor enemigo a derrotar son los prejuicios y mitos: que los homosexuales son más promiscuos, que son peligrosos por el sida, que son enfermos, etc.
Otro gran mito es que la homosexualidad es una enfermedad, lo que lleva a no pocos padres a considerar como solución un tratamiento sicológico.
Sin embargo, la mayoría de los especialistas coincide en que las terapias “para dejar de ser gay” no surten efecto y sólo provocan daño emocional al “paciente”.
La culpa tampoco es buen camino, aunque es parte del proceso normal de “duelo” ocasionado por la ruptura de la imagen idealizada y tradicional que los padres forman respecto a sus hijos y su futuro: profesionales, exitosos, casados, con familia, que les den nietos, etc.
Sin embargo, explican los expertos, los padres deben entender “que no tienen responsabilidad en que los hijos sean gay. No hay una determinación directa”.
NO TODOS REACCIONAN IGUAL
Pese a que hay ciertos patrones de comportamiento, no todos los padres reaccionan igual frente a una confesión de este tipo. Es lo que le pasó a Jimena Norambuena, madre de Michel Riquelme, quien no tuvo grandes problemas cuando su hija le contó que era transexual masculino (sentía que había nacido en el cuerpo equivocado).“Nunca tuve un conflicto con eso, nunca me cuestioné cómo lo había criado ni nada, porque ha sido buen alumno, una buena persona”. Algo que Michel le agradece.
“Tenía mucho miedo que me rechazaran, que me echaran de la casa y tener que separarme de mi familia para poder estar bien conmigo mismo. Pero por suerte no fue así”.
Su madre relata que quedó embarazada joven, y que tuvo miedo por la reacción de sus padres. Pero como su madre la apoyó, decidió ser una madre igualmente comprensiva. “Una tía me dijo: ‘¿y cómo lo lograste asumir?’. Con amor nomás, le respondí. Imagínate que uno los cría, entonces ¿cómo vas a desconocer a tu propio hijo?”.
SALIR DEL PROPIO CLÓSET
La sicóloga Karen Talamilla señala que “no pueden generalizarse las formas de afrontar que tienen los padres”, pues eso depende de factores socioculturales y no de si es el padre o la madre, si bien ésta “es la primera en darse cuenta, dada la mayor proximidad cotidiana que tiene con los hijos en la sociedad chilena”.
Por su parte, Astrid van den Bosch, sicoterapeuta del Grupo de Apoyo a Hombres Transexuales (GAHT) dice que a la larga lo terminan asumiendo, pero “casi siempre es una aceptación condicionada”.
Es decir, no se resignan a que algún día su hijo/a pueda cambiar. Lo que más temen es la discriminación que pueden sufrir, el qué dirán y la frustración de pensar que no van a tener nietos.
Ahora, cuando ha transcurrido mucho tiempo desde que los padres saben la verdad, y aun así mantienen los conflictos iniciales, Talamilla recomienda “acudir a terapia para hacer un proceso de aceptación y respeto, donde es necesario revisar la propia internalización del estigma que hacen los padres, muchas veces sin darse cuenta”.
Sólo una vez superado el proceso, los padres pueden salir de su clóset. “Antes de conversar con tíos, primos y amigos de la familia, antes de contárselo a otros, son los propios padres quienes deben aceptar al hijo. Antes de comunicarlo, ellos mismos tienen que superarlo”, dice Schwember.
¿Cómo lo superan? Además de los consejos anteriores, un estudio de la Universidad de San Francisco que alertó sobre el aumento de suicidios (8,9% y depresiones (3,4%) en jóvenes homosexuales rechazados por sus progenitores, entrega su receta: “los padres pueden superar el rechazo una vez que entienden el impacto grave de sus palabras y acciones sobre sus niños y niñas”.
Fuente: Atacadas











Este es el cuento de nunca acabar. Alguna vez alguien se preguntó si los hijos estamos preparados para tener los padres que nos tocan? Por mas que los psicólogos insistan (y les creo, yo hago terapia hace varios años) en ciertas premisas esto es un problema netamente cultural, y obviamente la iglesia cumple un rol fundamental. Como mencionaba la psicóloga chilena sobre la penitencia. Qué penitencia puede dar la iglesia con la cantidad de homosexuales y pedófilos (gravísimo) que tienen en sus claustros? y basta porque ya me dió náuseas y no tengo ganas de vomitar.
ResponderEliminarBESOS
perdonen las malas palabras a utilizar pero maldita sea toda esa sociedad ipocrita que no saben el dano que le causan a uno y esos padres tan ignorants como los mios que no saben lo que uno sufre solo por ser diferente a ellos
ResponderEliminarCreo que es muy dificil, tanto para el hijo como para los padres tomar una desicion que estara para toda tu vida---¿Tengo una pregunta?
ResponderEliminarMi madre empieza a cuestionarme sobre,novias, salidas que por que no lepresento novias, nose :S, sera momento de decirle?...soy un chico de 20 años, universitario...Con muchas metas e ideales....que debo hacer