En el mundo sexual, tanto hombres como mujeres tienen necesidades similares, y por supuesto, también ello sueñan con fantasías sexuales.Siempre se supo que los hombres tenían una imaginación erótica “desaforada”. Se les ha considerado tradicionalmente tan fuertemente sexuados que se admitía como “natural” que fantasearan, aunque no se considerase siempre enteramente limpio que se imaginaran cosas “guarras”.
Durante las fantasías, la imaginación se dispara y prepara situaciones, más o menos reales, que, habitualmente, la persona no se atrevería a hacer verdaderamente en su vida cotidiana. Es ese componente ficticio lo que hace atractivo algo que en la práctica puede no serlo para el sujeto.
Hombres y mujeres fantasean por igual
En el modo de fantasear influye notablemente el distinto modo en el que son socializados sexualmente los hombres y las mujeres. Ellos siempre tienden a fantasear situaciones en las que son los actores que hacen las cosas; mientras que las mujeres se imaginan siendo las receptoras de las cosas que le hacen otros.
Precisamente por eso, una variante muy excitante para ambos sexos es cambiar los roles e imaginarse ellos, que les hacen cosas, y ellas, que las hacen.
Las fantasías homosexuales, que formarían parte de ese cambio de roles, son menos comunes entre los hombres que entre las mujeres por su fuerte socialización homófoba.
Un número de hombres similar al de mujeres (71%) fantasean durante el coito. En tales ocasiones, el objeto de la fantasía suele ser la propia pareja situada en un contexto erótico diferente o, más comúnmente, otra mujer.
La masturbación es el mejor momento para la fantasía
Con todo, las fantasías sexuales durante la cópula suelen ser más esporádicas que las acontecidas durante las ensoñaciones diurnas o, más frecuentemente, durante la masturbación.
La masturbación es el mejor momento para la fantasía, ya que el hombre se encuentra a solas consigo mismo en un momento de intimidad que nuestra sociedad no nos concede con prodigalidad.
Durante las ensoñaciones diurnas (soñar despiertos) se desarrollan las fantasías más elaboradas, con mayor número de elementos ambientales, lugares exóticos y enredos con algún tipo de argumento por simple que parezca.
Los acontecimientos de días pasados, los deseos largamente reprimidos, las situaciones temidas o irrealizables, son la principal fuente de inspiración para la elaboración de estas fantasías; donde la pareja, sobre todo, o alguna desconocida son las protagonistas.
Los hombres son menos propensos a elaborar historias complejas que las mujeres. Son más directos. Pero también les gustan los exotismos y los argumentos simples. Hombres y mujeres fantasean con sus parejas, durante la masturbación, en proporciones aproximadamente iguales: 75% ellos y 80% ellas. Pero sí que se encuentran diferencias en otros aspectos del fantasear masculino.
Finalmente, sólo un 7% de los hombres fantasea con tener relaciones sexuales con miembros del propio sexo. La homosexualidad, aún en términos imaginarios, parece ser algo inquietante para los hombres. El mismo tipo de homofobia que impide a muchos de ellos aceptar y disfrutar caricias sexuales en el ano, aunque se las proporcionen sus parejas femeninas. Se trata de un condicionamiento cultural que implica tanto a hombre como a mujeres. Recuérdese que tanto unos como otras aún emplean alguna que otra vez la voz marica como un insulto contra el sexo masculino.
Fuente: Frecuencia Gay










