Federico se presentó con saco y pantalón de vestir en un taller de cine en el que coincidimos. Había en él un dejo de vergüenza. “Soy contador, pero me encanta el cine”, dijo frente al grupo, la mayoría jóvenes del palo de las Ciencias Sociales. Nos tapó la boca a todos: a la media hora de compartir nos dimos cuenta de que su sensibilidad no era materia aprendida en ninguna cátedra, pero él sabía mirar, tenía siempre el apunte justo, nos ayudaba a ver el punto de vista que se nos pasaba. Terminó el curso y al principio seguimos intercambiando alguna película, luego fuimos perdiendo el contacto. Ahora recibo un mail suyo con la sugerencia de esta película “especial”, me dijo.
La película es hermosa: casualmente la había visto hacía pocos días. Creo que ayuda a reflexionar sobre lo impredecible del amor, ese milagro que le escapa a cualquier fórmula.
Recuerdo que hace tres años me llamó mi mejor amiga, bastante exaltada y me dijo: “Gordo, recién salgo de ver una película que sí o sí tenés que ver… Se llama “Plan B”. Me partió la cabeza y me acordé siempre de vos”. Película dirigida por Marco Berger, proyectada en el Bafici 2009.
Por mi parte sólo conocía el nombre y mi ansiedad por saber de qué se trataba era tan grande que ese mismo día me fui al Abasto a comprar una entrada. Sólo quedaba una proyección en un cine lejos en Capital. Era consciente de que la película debía tener alguna relación a la temática gay, pero nunca pensé que la iba a disfrutar tanto.
No voy a decir que la película me cambió la vida, pero fue la primera vez que pude ver una rica historia en personajes, muy bien lograda sobre dos hombres de barrio, que juegan al futbol, que valoran por sobre todo el concepto de amistad, que tienen guardados millones de recuerdos de su infancia (y disfrutan recordándolos) y que además se enamoran…
Película con humor, con un guión fuerte (no por lo explícito, sino por lo que transmite), pero principalmente es una historia de amor sin caer en los clichés del estereotipo gay. Ninguno de los personajes es afeminado, no frecuentan ambientes gays, no son promiscuos ni están pendientes de la imagen como suele pasar, no escuchan Madonna y no van por la vida gritando lo orgullosos que están de su sexualidad. Sin ánimo de ofender a nadie, pero todo contrario…
¿La historia? Bruno (Manuel Vignau) se entera de que su ex novia está saliendo con Pablo (Lucas Ferraro), quien, según parece, tuvo un encuentro fugaz en su pasado con otro hombre. Bruno es su afán de recuperar a Laura (su ex novia) decide poner en marcha su plan b: conquistar a Pablo y así poder recuperarla a ella. El único problema que Bruno no tuvo en cuenta fue el riesgo que corría…
La película transita un camino en donde el juego al comienzo se torna divertido, con enredos y situaciones muy costumbristas entre dos amigos, pero a medida que pasan los minutos, se disfruta cada vez más y uno logra involucrarse en la historia de cada personaje, vista desde dos puntos distintos: ambos confundidos, extraños y con muchos miedos de si es o no correcto dar un segundo paso… creo que de eso se trata la vida.
Como contador, sin conocimientos técnicos del cine, opino que es una película original, simple, divertida y por sobre todo muy humana, que de manera sutil logra romper con muchos cánones de la homosexualidad.
Plan B llega al corazón. Llegó a mi corazón. Los invito a mirarla.
Fuente: Boquitas Pintadas
.png "English"){kind=small}
