Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, ha dado marcha atrás en un proyecto que perseguía enseñar a los escolares sobre la diversidad afectivo-sexual y combatir la homofobia, por considerarlo no apropiado para niños. El material del programa iba a ser difundido durante unos cursos sobre derechos humanos y minorías que se va a impartir en los centros públicos de Secundaria.El secretario de la Presidencia, Gilberto Carvalho, declaró que Rousseff había visionado el material, que se compone de seis vídeos, y que “no le gustó lo que vio“. Las grabaciones informaban de las relaciones afectivas entre gays y entre lesbianas e incluían testimonios de personas transexuales. Carvalho añadió que el Gobierno consideró que “no sería prudente distribuir este material“, y que la presidenta tomó esta decisión tras consultar a parlamentarios que profesan diversas religiones y habían criticado el proyecto.
Entre ellos se encontrarían los pertenecientes al Frente Parlamentario en Defensa de la Familia (FDF), integrado por legisladores ultrarreligiosos, quienes calificaron la iniciativa de “kit gay“. Uno de sus miembros, el diputado Anthony Garotinho, amenazó con apoyar la apertura de investigaciones legislativas contra dos ministros del Gobierno de Rousseff como represalia. Por su parte, el diputado derechista Jair Bolsonaro acusó al ministerio de Educación de “incentivar la homosexualidad“. La iglesia católica y la evangélica se han manifestado también en contra de las iniciativas que según ellos pretenden “inducir a la homosexualidad” a los adolescentes.
Carvalho, sin embargo, negó que la amenaza de Garotinho fuera la causa de la decisión del Gobierno de suspender el proyecto. “No hay nada de eso“, aseguró. El material fue desarrollado por el Ministerio de Educación en asociación con organizaciones no gubernamentales y, según el Gobierno brasileño, fue aprobado por la Unesco.
No se trata de la primera vez que la presidenta de Brasil cede supuestamente ante presiones de grupos religiosos en lo que se refiere a derechos LGTB. El pasado octubre, tras una primera vuelta de las elecciones presidenciales en la que no consiguió una mayoría absoluta de los votos, Rousseff afirmó que no tenía en mente modificar leyes que afectaran a la familia, refiriéndose al matrimonio entre personas del mismo sexo entre otras. La equiparación de derechos se produjo gracias a una sentencia del Tribunal Supremo de Brasil, que a principios de este mes decretó que las parejas del mismo sexo tienen los mismos derechos que los matrimonios heterosexuales, incluida la adopción.
En el plano internacional, el historial de Rousseff parece más positivo, al menos a nivel simbólico; hace dos meses, por ejemplo, informábamos de que había acordado, junto con el presidente de Estados Unidos Barack Obama, crear un puesto para promover los derechos LGTB en la Organización de Estados Americanos.
Fuente: Dos Manzanas
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