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5 de marzo de 2012

“Los gays desarrollamos anticuerpos para resistir”

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La salida del clóset, ese “armatoste pesado e imaginario, ese corsé mental”, es un momento crucial en la vida de una persona homosexual. Alberto Leonelli, un lector, retoma este tema para contar su experiencia personal. Va más allá del coraje que tuvo que encontrar para asumir su homosexualidad; avanza en los “anticuerpos” que tuvo que desarrollar en este proceso difícil de plantarse ante los demás y decir: “Soy este”.
El mismo explica en este texto que elaboró para nosotros: “Lxs integrantes que pertenecemos a un determinado grupo minoritario hemos desarrollado los anticuerpos suficientes como para hacer frente a semejante desventaja y, a su vez, contraatacar resistiendo y resiliendo. Somos, si se me permite la licencia, una especie de cucarachas humanas”.
Alberto Leonelli, quien pidió ser mencionado con su nombre y apellido, asiste al grupo de reflexión para varones gay que coordina el lic. Alejandro Viedma en la ONG Puerta Abierta. También quiso destacar que en el presente texto utiliza la “x” como una forma de abarcar todas las identidades, sin especificar género.

¡Aguante la Resiliencia !
por Alberto Leonelli*

Resiliencia.
1. f . Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.
Resistencia. (Del Latin. resistentĭa).
1. f . Acción y efecto de resistir o resistirse.
2. f . Capacidad para resistir.
3. f . Conjunto de las personas que, clandestinamente de ordinario, se oponen con violencia a los invasores de un territorio o a una dictadura.
4. f . En el psicoanálisis, oposición del paciente a reconocer sus impulsos o motivaciones inconscientes.

Hablando sobre aspectos de mi vida en una sesión de terapia, mi analista (que siempre tiene en su galera de conceptos, la palabra adecuada en el momento justo) me habló de la “resiliencia”. Yo la corregí, pensando que me había querido decir “resistencia”. Entonces me explicó el concepto claramente, hace casi una década. En ese momento, estábamos hablando del valor, el coraje, es decir, los huevos/ovarios que hay que tener para finalmente salir del clóset, cerrar la puerta, y ver cómo ese armatoste pesado e imaginario, ese corsé mental se desvanece como por arte de magia al pronunciar las maravillosas y habilitantes palabras: ¡Estoy vivo y soy igual a lxs demás seres humanos!
Tres años atrás, las vicisitudes de la vida, me hicieron atravesar varias situaciones límite en forma casi simultánea: separación de mi ex-pareja, muerte de mi padre y mudanza. No solo pude sobrevivir a semejantes obstáculos con decoro y altivez, sino que también pude acompañar a mis seres queridos y contenerlos. Me re-descubrí como una persona fuerte, algo totalmente impensado en mi, ya que de acuerdo a los usos y costumbres familiares y al estigma socio-cultural de un pueblo chico de provincia, yo tendría que haber sido asistido, atendido, contenido, por ser una persona “débil”…
El atravesar “solo” semejante territorio inexplorado y hostil, me fue posible por haber contado con una adecuada contención psicológica y afectiva: amigxs, terapeutas, familiares, grupo de reflexión coordinado por Alejandro Viedma, conocidxs, trabajo, estudio y mascota…mi adorada gata Nina. Mi naciente resiliencia no habría sido la misma, si ella no hubiera estado conmigo para “acompañarme”.
Quiero ser cuidadoso y aclarar que no me considero un súper-hombre inmune a las situaciones extremas de la vida presente y futura. Ni deseo confundir el resultado de tales circunstancias con un cierto rasgo innato de egoísmo/narcisismo.
No creo estar hablando de algo novedoso, ya que muchxs investigadorxs han estudiado el comportamiento del ser humano en situaciones límite. Lxs humanxs, en general, tenemos esta capacidad genética o de donde provenga, de no solo resistir y sobrevivir sino de “resilir”.
Pero creo fervorosamente que lxs integrantes que pertenecemos a un determinado grupo minoritario (sea racial, político, religioso o sexual) hemos desarrollado los anticuerpos suficientes como para hacer frente a semejante desventaja y a su vez, contraatacar resistiendo y resiliendo. Somos, si se me permite la licencia, una especie de “Cucarachas Humanas”. Porque no solo tenemos que atravesar las circustancias ordinarias de la vida como cualquier persona, sino que lo hacemos desde nuestra más tierna infancia, perseguidos de una retahíla de insultos y actos de violencia social e institucional. Estos abarcan desde los vocablos como puto, maricón/a, torta/tortillera, trolo, mariquita, mariposón, chupapija, trava, culoroto, flojo, débil, inútil, inservible, no apto, etc., etc., etc. hasta las tocadas de culo, manteadas callejeras y escolares, abusos familiares y policiales, persecución, destierro, violación y muerte.
Desde la sanción y promulgación de la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010, las personas que pertenecemos al gran colectivo GLBTIQ, tenemos una razón histórica y legal, para poder empezar a dejar definitivamente la categoría de resistentes luchadorxs y pasar a ser resilientes militantes/activistas. No hablo solamente de la capacidad de sobreponernos con flexibilidad a situaciones personales y colectivas límite, sino de imprimir un sesgo positivo y esperanzador a toda nuestra lucha y paso por esta vida y ayudar/re-educar/resemantizar/concientizar a las actuales y futuras generaciones de que al fin y el cabo, somos todxs iguales, con los mismos defectos y virtudes y con los mismos derechos y obligaciones. ¡A resistir resiliendo, a resilir resistiendo!

*Licenciado en Artes Dramáticas (IUNA) y Profesor de Inglés.
albertoleonelli@gmail.com

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Fuente: Boquitas Pintadas

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