
Los demás pueden usarlo para lo que quieran, pero lo que es yo, no uso el Facebook para ligar. Que no y que no y que no, que lo uso para todo menos para ligar, que para eso tenemos muchas otras páginas webs. Que el nombre de mi Facebook ni las fotos hacen alusión al sexo. Aunque bueno, también es cierto que si un chico guapo me contacta por ahí, como ya me ha sucedido antes, y si es guapo, pues nunca se sabe, que ya saben que la carne es débil.
Admito, eso sí, que hay personas que no saben a qué me refiero con lo del nombre de mi Facebook, “Novelas de Eduardo García”. Una señora que me agregó, me escribió en el muro lo siguiente: “ayer me perdí el capítulo de la novela ´Simplemente María´, ¿podrían contarme qué sucedió en ese capítulo de ayer?”
Primer encuentro
Por ese medio conocí a Héctor, y después de algunos mensajes por “inbox”, decidimos juntarnos frente al edificio de la Telefónica de Gran Vía para ir a tomar algo. Es cierto que no tenía la cara más hermosa del mundo, pero sí un cuerpo espectacular, aunque él decía que era normalito. Más alto que yo, lo que no es difícil de conseguir, pelo negro y lentes para ver. Después me confesó que lo de usar lentes es un truco para esconder un poco sus ojos. En realidad eran de de cristal, no los necesitaba para ver, pero está acomplejado porque uno de sus ojos es más grande que el otro, y uno más pequeño que el otro, depende de cómo se vea. Pero a mí eso me daba igual, incluso no me había dado cuenta hasta que él me lo contó.
Fuimos a tomar algo a un bar tranquilo de Malasaña, y empezamos a conocernos. Simpático, de sonrisa fácil, tuvimos una amena conversación que nos llevó a acercarnos cada vez más y a empezar a rozar los muslos y las manos. Terminamos en mi casa, pasando una maravillosa noche juntos. Héctor tenía realmente un cuerpo impresionante. Todavía no entiendo por qué tiene la autoestima tan baja y se empeña en decir que no, que le molesta la piel que tiene, escamosa como la de un pescado, pocos pectorales, cara poco agraciada. A mí eso me daba igual, porque sentía que tenía química con él. Esa noche no dormimos disfrutando del cuerpo del otro, y si llegamos a cerrar los ojos, fue siempre abrazados.
La mañana se lo llevó, y por más que intentamos vernos de nuevo, nunca repetimos. Él sólo podía de lunes a jueves porque los fines de semana tenía una vida social activa que no estaba dispuesto a sacrificar, y a mí no me dio la gana de sacrificar horas de mi trabajo para ver a alguien a quien podía ver los fines de semana. Y así fue el final de aquel encuentro.
Él se empeñaba en decirme que quería una relación, y yo nunca entendí por qué razón decía una cosa y actuaba de otra manera totalmente diferente.
Segundo encuentro
El segundo chico al que conocí por Facebook, Samuel, era todo lo contrario a Héctor. Mucho más bajito que yo, lo que me hizo difícil encontrarlo entre la multitud de la Gran Vía, frente al edificio de la Telefónica. Él me reconoció a mí y se me acercó. Por las fotos, había pensado que era un chico alto, pero me encontré con un elfo adorable frente a mis pies. Su cara espectacularmente hermosa y una sonrisa impresionante. Mirada penetrante de ojos claros, mandíbula cuadrada, no podía creer tanta belleza. Fuimos a tomar algo a alguno de esos bares de Chueca y comenzó a contarme cosas a gritos.
-¿Por qué me gritas?-Le pregunté.
-Perdona, es que tengo problema en los oídos, no escucho muy bien, y por lo tanto no controlo el volumen de mi voz.
En diferentes ocasiones tuve que pedirle que bajase la voz, y él lo hizo de la manera más natural posible.
Terminamos en mi cama, aunque me pidió que no tuviéramos sexo, pues hacía tres meses que había acabado una relación muy importante y aún estaba dolido, no tenía espacio en ese momento para nadie ni nada más en su vida. Nos besamos, nos abrazamos, y la calentura pudo más que su dolor interno. Terminamos teniendo buen sexo y disfrutándolo.
Momentos después de terminar, Samuel se echó a llorar en mi pecho. Me dijo que se sentía culpable por haber tenido sexo cuando su corazón todavía pertenecía a otro. Entre sus llantos y mis abrazos, nos quedamos dormidos y así llegó el amanecer, que también se lo llevó.
Nunca hicimos el intento, ninguno de los dos, de volver a vernos, pero sigo viendo sus fotos semidesnudo en Facebook, las cuales son cada día más atrevidas. En las fotos no sonríe como me sonrió a mí, no llora como lloró conmigo, simplemente mira a la cámara con esos ojos claros de mirada intensa. Es aún hermoso, muy hermoso.
Tercer encuentro
Este encuentro fue puramente virtual, lo que detesto con todas mis fuerzas. No me gusta el cibersexo, los ciberencuentros, ni nada parecido a eso. Me gusta el contacto con la piel, el estar frente a una persona, no frente a una máquina. Pero bueno, ese chico me gustó y como está lejos, tuve que acceder a verlo por cam, y no me arrepentí. Fabio tenía la polla más grande y dura que había visto en mi vida, y la hizo trabajar para mí en todo su esplendor, exhibiéndose sin pudor frente a su ordenador mientras gemía mi nombre, hacía cosas con sus manos que no voy a mencionar, tocando partes de su cuerpo que tampoco pienso mencionar, pero que me dejaron sin aliento.
Sí, me gustó, pero fue eso, algo puntual, algo anecdótico, porque repito lo dicho, no me gusta ese tipo de sexo. Lo mío es en persona. Los olores, el sudor, el piel con piel, el roce, las sensaciones, los pelos, los intercambios de fluidos, nada de eso existe en lo virtual. Por eso, aunque Fabio me sigue calentando, no he repetido y no pienso repetir la experiencia, al menos por ahora.
Cuarto encuentro
Este es el encuentro que nunca fue, ya que se me van absolutamente todas las ganas desde que me hacen una de las siguientes preguntas tan poco originales,
¿Qué buscas, tío?
¿Cuánto te mide la polla, guapo?
¿Qué te va, nene?
Y en este cuarto desencuentro se reúnen miles y miles de chicos que se quedaron sin una respuesta correcta, porque yo prefiero la espontaneidad, el sexo no tiene un programa, y a veces hay que jugar a la lotería a ver si te sacas el premio mayor. A buen entendedor, pocas palabras.
Fuente: Universo Gay










