El fallo fue dictado por un juzgado de familia tras una acción judicial iniciada por la abogada Michelle Suárez. Según ha explicado Suárez, los matrimonios heterosexuales celebrados en el extranjero son reconocidos de manera rutinaria en el registro uruguayo y por tanto sus hijos tienen todos los derechos de documentación, asistencia a una escuela o cobertura de salud, por ejemplo. Sin embargo, los matrimonios entre personas del mismo sexo (aprobados en once países, incluida la vecina Argentina, sin contar varios estados de Estados Unidos y México) no eran reconocidos. “Era toda una situación de discriminación directa que llevó a que este caso se judicializara. Llamaba mucho la atención que cuando se trataba de uniones entre personas del mismo sexo se negaran todos los derechos, incluso los de los hijos”, ha explicado.
Algo que el poder legislativo debería solventar cuanto antes, en opinión de la abogada. “Quien debería determinar la amplitud y la concepción de los institutos jurídicos es el Poder Legislativo a través de las leyes. Ante la falta de amplitud en que institutos como el matrimonio son anacrónicos y hay un montón de situaciones que no son contempladas, el Poder Judicial viene a ocupar ese lugar y está permitiendo que distintas parejas consigan casarse en el extranjero y sean reconocidas en Uruguay. Esto es una paradoja”, ha sostenido.
Para el colectivo Ovejas Negras, el fallo “deja al descubierto una paradoja de nuestro sistema jurídico: los uruguayos y las uruguayas homosexuales no pueden contraer matrimonio en su propio país, pero si lo hacen en el exterior, ese vínculo será finalmente reconocido en Uruguay”. Es por ello que Ovejas Negras exige que “nuestros legisladores aprueben el proyecto de ley de matrimonio igualitario, presentado en junio de 2011, y pongan fin a esta paradoja que discrimina a miles de uruguayos y uruguayas”.
Fuente: ENEWSPAPER
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