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2 de septiembre de 2008

Peleas de parejas

2 Comentarios
He pensado algunos tips a tener en cuenta cuando uno emprende el espinoso camino de pelear con aquella persona que está mas cerca de nuestro corazón y a la que mas queremos/odiamos.

Si el problema es entre los miembros de la pareja se debe arreglar a puertas cerradas entre ambos. De esta forma quedaría prohibido hacer partícipes a otros o discutir en presencia de amigos, conocidos y concurrentes.
Cuando hay testigos en la disputa el ego crece, el orgullo se hincha, lo que se persigue no es la solución de un problema determinado sino demostrar ante los espectadores quién es más fuerte y dominante. Un testigo físico o mental nos motivará, sin darnos cuenta, a tratar de mantener cierta imagen y eso bloqueará la sencillez y la humildad indispensables para llegar a un acuerdo con quien realmente importa. Los psicólogos identifican tres principales factores que causan la desintegración conyugal: el alcohol, la infidelidad y la intervención de los familiares políticos.

El cariño y la lealtad son conceptos no negociables, por lo tanto queda terminantemente prohibido gritar a los cuatro vientos amenazas terminales.
En toda relación humana que se pretenda duradera debe haber algo intocable, algo que no puede por ningún motivo entrar a la mesa de discusión: el cariño. La pareja podrá negociar cualquier cosa, pelear encarnizadamente por resolver las diferencias, pero siempre protegiendo bajo una campana de acero blindado el concepto de su amor; éste no se perjudicará con los resultados. Amenazas como ’si no cambias me voy’ o ‘te advierto que si no decís que sí nos separamos’ o ‘lo que dijiste acaba de matar mi cariño por ti’, frases como salidas de una novela de Migré en los ’70 adaptadas por Televisa en la actualidad, hacen que la discusión se torne peligrosamente terminal.

Las actitudes extremas son como un veneno que daña la relación para siempre.
Cuando uno escucha frases como: “a esta la pierde la lengua” o “¡cuidado! Que la tiene bifurcada” estamos ante alguien con expresiones contundentes y efectivas para destruir al otro. Esta ventaja bélica puede ser difícil de remontar durante toda una vida, aunque nos arrodillemos y pidamos perdón. Las armas en cuestión son: gritar, golpear, insultar, romper cosas, revoleo de objetos en el aire, maldecir, injuriar a los familiares del otro, golpear puertas, emborracharse, cometer adulterio, etc. Estos recursos hieren y hacen perder la visión de lo que se discute. Las partes se concentran en devolver sus lanzas con el único fin de lastimar al contrincante. Los humanos poseemos un arsenal de alto calibre que por ningún motivo debe usarse con nuestros seres queridos.

LEY DE DEBIDO PROCESO: El debido proceso es un principio jurídico procesal sustantivo según el cual toda persona tiene derecho a ciertas garantías mínimas, tendientes a asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso y a permitirle tener oportunidad de ser oído y hacer valer sus pretensiones. Se debe discutir una sola cosa a la vez. “Muchos temas en el plato hacen mucho garabato” decía la abuela. Al enojarse se pondrá sobre la mesa de combate solamente el asunto que haya causado la emoción negativa. Cuando no se sabe pelear es muy común comenzar reclamando un tema ‘A’ y terminar disputando uno ‘Z’ totalmente diferente, después de haber pasado por veintisiete incisos, todos ellos sin relación, unos hirientes, otros incoherentes, otros extremadamente viejos, pero todos con el único objeto de lesionar al contrincante y hacerlo sentir culpable de cuanto malo pasa entre ellos. Una discusión así asidero; es un híbrido, el asunto inicial se complica y se deforma al grado que la pareja se siente furiosa y el pleito no tiene solución.

LEY DE PUNTO FINAL. Queda terminantemente prohibido quedarse con cuentas pendientes; si algo no es lo suficientemente grave para discutirse en el momento, deberá tolerarse para siempre.
Al debatir no deben traerse a colación asuntos que ya pasaron, que ya se discutieron y que no tiene ningún caso revivir. Hacer eso es como meter el dedo en heridas viejas. Si el asunto es grave se debe hablar con la persona de lo que nos molesta y dejar bien establecido que por el amor que le tenemos estamos dispuestos a tolerarlo. “Decía a un amigo: “que si uno tolera a los 5 años de pareja y por amor, los pedos entre sábanas, no vale recriminarlos a los 25” Esa es la mejor estrategia para que alguien cambie, la que se basa en la premisa de que aunque no se modifique la actitud lo seguiremos amando. Al percibir eso él, a su vez, tarde o temprano también deseará darnos gusto.

Como final valga la siguiente anécdota familiar; hace unos años me encontraba con mi glamorosa tía Petty, hermana de mi madre, sentado junto a ella en un cuarto de hospital esperando que a su esposo, mi tío, se lo llevara Dios. En su cama mi tío era una maqueta de lo que alguna vez había sido y se encontraba atado a esta vida solo por caños y mangueras, sospecho que ya no estaba en esta tierra, un hombre bello, decidido, pro-activo y de armas tomar, cariñoso y exitoso, emprendedor con sus hijos, cercano, tal vez muchas de las cualidades que añoraba en mi propio padre (su hermano). En el silencio de una tarde calurosa de enero emergieron como distantes las palabras de mi tía diciendo: “¡Miralo! ¿Como la vejez puede ser tan cruel y tan decrepita? – Se preguntaba- pasamos de todo, en las buenas y en las malas y parece que va a ser pronto que la muerte nos separe. Le aguanté su mal carácter, ¿como no hacerlo si así lo conocí?, supe de sus fechorías pero jamás le dije nada porque lo amaba y me sentía muy protegida por él, teníamos un proyecto juntos, ¡era tan lindo!” –a estas alturas mis ojos se habían abierto de par en par, estaba colorado y empezaba a sudar. Mi tía no lo notó y como entrada en un delirio, un delirio de amor que preanunciaba lo que se vendría – continuó diciendo: “¿Te dije de su mal humor?, pero lo compensaba con sus chistes, era xenófobo, a veces mal hablado, fachista, pero buen padre, detestaba a Perón y tuvimos un hijo el 17 de octubre, a seis años del día de la lealtad peronista, el quería anotarlo el 18 de octubre y me negué, diciéndole que en 5 años nadie recordaría a Perón, me equivoqué y todavía me lo recrimina – me miró picara.

Me ponía furiosa cuando no hacía lo que habíamos convenido, o le hacía caso a lo que decía su hermana- mi polémica tía Marian.

Pero teníamos un pacto; podíamos no hablarnos durante días, creo que lo máximo a lo que llegamos fueron 3, pero en las noches cuando llegaba la hora de dormir, nos acostábamos juntos, nos dábamos un beso y nos dormíamos abrazados, en silencio… así compartimos esta vida y yo me querría ir con él – dijo entrando en lagrimas- pero Dios debe tener algo más reservado para mi.”


Yo no dije nada, en secreto estaba llorando y pensando en mi pareja al que abracé cuando llegué a casa y le dije que mi tío había muerto.

LA VIDA ES CORTA Y NO ESPERA. ¿Vale la pena pelear?







2 Comentarios:

  1. Muy buena la nota....y es sierto lo de las peleas....lo k nunca tendriamos k dejar de hacer es decirle a la persona k amamos y k elegimos para k comparta nuesta vida es CUANTO LA AMAMOS

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