
Las intrigas, tensiones y secretos en el camino a la ley de matrimonio igualitario. De eso se ocupó el escritor Bruno Bimbi en el libro en que cuenta la historia de un proyecto que, cuando empezó a pensarse, parecía una utopía y luego se transformó en realidad.
A un año de la aprobación de esta ley que puso en igualdad de derechos a todos los argentinos, Bimbi conversa con Boquitas pintadas para celebrar este día con información reveladora de los caminos non sanctos con los que se encontró y que documenta en su libro.
Legisladores acorralados entre la iglesia y sus convicciones, otros, negociando hasta último momento favores con el gobierno nacional para decidir si apoyar o no; los que se sacaron fotos en apoyo a la ley y luego por orden de sus jefes políticos negaron ese episodio y hasta llegaron a la Justicia para retractarse…entre otras tantas anécdotas que pintan de cuerpo entero a parte de nuestra clase política.
Para empezar, los invito a mirar un video en el que, con nombre y apellido, Bimbi menciona a los legisladores que lo sorprendieron para mal en los entretelones de este proyecto de ley que siguió tan de cerca como militante y como periodista y escritor.
Para el final, les dejo una frase suya llena de optimismo. Finalmente la ley salió y Bimbi cuenta por qué considera importante este hecho: “Lo más importante que puede decirse es que millones de personas son más felices sin que nadie haya salido perjudicado, nadie perdió nada. Ese el sentido de toda acción de gobierno: buscar la felicidad del pueblo”.
Bonus track
(La entrevista completa con Bruno Bimbi)
-¿Cómo fue el camino hacia la aprobación de la ley?
-Cuando en 2007 María Rachid (en ese momento presidenta de la Federación Argentina LGBT) y Claudia Castro deciden ir al registro civil y pedir turno para casarse sabiendo que les iban a decir que no y que eso podía dar lugar a un recurso en la Justicia para llegar hasta la Corte, la verdad que en ese momento parecía algo utópico, imposible y hasta nuestros amigos más cercanos nos decían: está re bueno lo que están haciendo, pero no lo van a conseguir. Sin embargo, 3 ó 4 años después tuvimos esta ley de matrimonio igualitario apoyado por el gobierno, por un amplísimo sector de la oposición, de los partidos políticos, de los medios. Lo que trata este libro es sobre cómo hicimos para, en tan poco tiempo, conseguir esta ley.
-¿Cómo hicieron?
-Decidimos analizar la experiencia internacional. Vimos que, en algunos países, como es el caso de Sudáfrica el matrimonio se había alcanzado por una decisión de la Corte Constitucional, que declaró inconstitucional la prohibición y dio un plazo de un año al Congreso para cambiar la ley. En otros, como España, la reforma llegó por un proyecto del Ejecutivo y salió por votación en el Congreso. Nosotros decidimos que lo mejor para la Argentina era ensayar todos los caminos al mismo tiempo: por un lado fuimos a la Justicia con distintas medidas de amparo y, por otro lado, fuimos al Congreso con el diputado Eduardo Di Pollina, la diputada Silvia Augsburger y la entonces senadora Vilma Ibarra. Ellos fueron los legisladores que nos acompañaron desde el primer día y nos dijeron que querían dar la pelea.
Por otro lado, fuimos a hablar con el Gobierno para convencer al entonces presidente Néstor Kirchner de que apoyara la reforma del Código Civil. También dialogamos con todos los partidos de la oposición para tratar de conseguir apoyos que, en algunos casos conseguimos, y en otros no.
-¿Qué resultados tuvieron con el Ejecutivo?
-Cuando recién lanzábamos la campaña en 2007, Aníbal Fernández, entonces ministro del Interior, nos recibió en la Casa Rosada. En esa reunión, lo que nos dijo Aníbal fue: ‘Yo estoy de acuerdo, no necesitan convencerme, pero lo que hay que hacer es crear las condiciones para que este debate sea posible. Es una buena idea, es algo justo que hay que hacer’. Durante mucho tiempo estuvimos trabajando juntos para eso. Hubo otros funcionarios que también nos dieron ayuda, principalmente la ex presidenta del INADI María José Lubertino. Como en todos los partidos grandes, hubo sectores a favor y otros en contra, pero finalmente el entonces presidente Kirchner y la actual presidenta Cristina Kirchner decidieron apoyarnos. Una vez que el gobierno decidió apoyarlo las cosas fueron mucho más fáciles.
-¿Cómo se alcanzó el consenso?
-En el Congreso hubo que pelear voto a voto. En algunos pocos partidos, como el Partido Socialista, el Nuevo Encuentro, liderado por Martín Sabatella, el partido de Margarita Stolbizer [GEN], estuvieron plenamente de acuerdo todos los legisladores, pero en la mayoría de los demás tuvieron divisiones internas. Por ejemplo, en el radicalismo, al final de la votación el sector que respondía a [Ricardo] Alfonsín y a [Ernesto] Sanz estaban a favor y los que respondían a [Julio] Cobos estaban en contra.
En el caso del Frente para la Victoria, había muchos gobernadores como [José Luis] Gioia y [Juan Manuel] Urtubey que estaban claramente en contra. Con la Coalición Cívica se daba algo muy particular: todos estaban a favor pero la líder, Elisa Carrió, estaba profundamente en contra.
En el caso del PRO, sorprendentemente, Macri se pronunció a favor. Sabíamos que [Gabriela] Michetti estaba en contra. Su bloque de diputados votó dividido, aunque mayoritariamente lo hizo en contra.
Lo fuerte fue el apoyo del oficialismo, que era el bloque mayoritario: sin ese apoyo no hubiéramos tenido la ley.
-¿Qué anécdotas te quedan del trabajo con los legisladores?
-Hay una situación particular con la diputada Claudia Rucci [actual Diputada Nacional por el Peronismo Federal] que menciono porque, de todas las cosas buenas y malas que vimos a lo largo de este proceso, es la peor. Se reunió con la Federación, también estaba Eduardo Amadeo [también diputado] y ahi nos dijeron estar absolutamente de acuerdo con el matrimonio de parejas del mismo sexo. De hecho, Amadeo decía: ‘Quién puede estar en contra de esta ley’. Se comprometieron a ayudar, a trabajar. Rucci era la presidenta de la Comisión de Familia, con lo cual, su posición era re importante.
Cuando terminaba la reunión se sacó una foto con un cartel que nosotros llevamos y que dice: ‘Yo estoy a favor del matrimonio de parejas del mismo sexo’. Sostuvo el cartel sonriente, se sacó la foto (que nosotros tenemos) y después de eso votó en contra, pero no sólo eso sino que trabajó para que la ley no saliera. ¿Por qué? Porque después de que se sacó la foto a favor la llamó [Eduardo] Duhalde y le dijo: ‘No estás a favor, la que decide tu opinión soy yo, no vos’.
Entonces, ahí ella cambia. Pero tenía que justificar el cambio: entonces saca una gacetilla diciendo que habíamos iniciado una campaña de amenaza de muerte para que ella nos apoyara; inclusive casi termina preso un muchacho de nuestra asociación por este tema. Toda la causa fue confusa. Luego dictaron el sobreseimiento de este muchacho (les comenté que iba a salir este libro contando todo)
Aclaración: Para ver el descargo de la diputada y la contestación de Bimbi, hacé click acá
-En el libro mencionás una senadora que quería cambiarle algo al proyecto…
-Sí, una senadora nacional de Chubut, Graciela di Perna. Nos citan sus asesores en el Senado y lo que nos plantean es que la senadora estaría dispuesta a acompañar la ley, pero que necesita hacerle un cambio. ¿Será algún artículo con el que no está de acuerdo? Sí, dijimos, no hay problemas…siempre que sea un cambio constructivo, algo para mejorar. Pero no, nos dice, ¡cualquier cosa! ¡algo! No importa qué se le cambie. Lo que pasa es que ella está con [Mario] Das Neves, que está en contra del Gobierno, entonces no puede votar una ley en la que Cristina [Kirchner] está a favor. No importa: cámbienle dos o tres palabras y nosotros la votamos, lo que no podemos es votarla así, tenemos que mostrar que le ganamos a Cristina en algo. Después al final se abstuvo e hizo todo un discurso contando por qué se abstenía en el que obviamente no explicó esto. Nosotros no cambiamos nada.
-¿Algún otro episodio llamativo para mencionar?
-Dos senadores de La Pampa…[María de los Angeles] Higonet y [Carlos] Verna, que hasta último momento tenían su voto en duda. En facebook ponían que estaban analizando las propuestas y las opiniones y que estaban viendo argumentos a favor y en contra, pero en realidad lo que estaba pasando es que el gobierno de la provincia le estaba pidiendo al gobierno nacional fondos: si el gobierno se los mandaba, estos dos senadores iban a votar a favor de la ley, si no, votaban en contra. No les mandaron los fondos y votaron en contra argumentando un montón de cosas, pero de lo que no se habló fue del tema de los fondos.
-¿Hubo un senador que tenía dos discursos en el momento de la votación?
-Exacto. El senador [Oscar] Castillo de Catamarca, al principio del debate se reúne con nosotros y nos dice que está a favor, pero que está recibiendo muchísimas presiones de la iglesia católica, que el obispo llama a su casa todos los días, que lo está volviendo loco, que lo amenaza. Esto es algo que vimos con varios otros también. Los llamaban y les planteaban que si votaban a favor de la ley iban a salir en cada iglesia, en cada comedor de Cáritas, en cada escuela católica a hacer campaña para que no fueran reelectos en las próximas elecciones, lo cual en algunas provincias asusta a los legisladores.
Entonces, este legislador nos plantea que por todas estas presiones que está recibiendo nos pide por favor que hasta el día de la votación no digamos que nos reunimos con él ni que va a votar a favor porque no va a poder soportar las presiones. Por otro lado, su hija militaba en la juventud radical de esa provincia y estaba liderando las marchas de aprobación de la ley, con lo cual también tenía presión de su familia.
El día de la votación entró con dos discursos: uno que le preparó un asesor que explicaba todos los argumentos a favor y otro que explicaba todos los argumentos en contra. Y hasta el momento en que tomó la palabra y empezó a hablar no sabíamos cual de los dos discursos iba a leer. Finalmente, por suerte votó a favor y la verdad es que el discurso fue brillante, con lo cual, felicitamos al asesor que lo hizo (ríe irónico)
-¿Podría decirse que son buenos actores?
-Había senadores que hasta 2 horas antes no sabían qué iban a votar y después pedían la palabra y argumentaban a favor o en contra y lo hacían con una pasión, con una energía, con argumentos que decíamos: ¡Qué convencido está este tipo!. Uno que estuvo en todo ese proceso sabe que podría haber dicho exactamente lo contrario y con el mismo énfasis.
Fuente: Boquitas Pintadas










