¡Mi “ex” publicó nuestras fotos teniendo sexo!

Entre los muchos y variados juegos que sirven para levantar la temperatura en la intimidad de una relación (no importa la sexualidad de los amantes), hay quienes echan mano de la tecnología y disfrutan de fotografiarse o filmarse desnudos o incluso teniendo sexo. Así, ya sea juntos o por separado, con tomas localizadas o de cuerpo completo, más o menos seductores, estos “amateurs” se excitan, primero, ante el lente de una cámara, y más tarde, al contemplar sus propias imágenes registradas.
Claro que, en medio de esas sesiones calientes, a ninguno de los dos se le ocurre pensar que ese juego podría volverse en su contra. Ok, para eso estamos los blogueros de SentidoG.com, para escribir como abogados del diablo (o verdaderas brujas, según el caso). Porque la pregunta que les proponemos hoy es la siguiente: ¿qué pasa si la relación se termina y, en un impulso de despecho, alguno de los dos publica ese delicado material en Internet?

De semejante interrogante se desprende que para combinar el sexo con una cámara hay que estar dispuesto a todo, incluso a convertirse en una nueva “meme” de YouTube. La cruel realidad es que si uno no se banca la posibilidad de que sus fotos o videos de sexo casero queden atrapados en alguna red social, lo más prudente es apagar la cámara y buscarse otro fetiche. Y, si no, sobran los ejemplos de reconocidas “celebrities” a las que se les escapó algún videíto por ahí. El caso más reciente que recuerdo haber disfrutado es el del modelo Leonardo Corredor.

Sin garantías de solución

Si no logramos resistirnos al estrellato del porno casero, y si encima descubrimos que nuestro “ex” estuvo trabajando en su distribución 2.0, lo más probable es que, después de la sorpresa, cuando hayamos recuperado el habla y la capacidad de insultar, pensemos en la posibilidad de iniciar las famosas y nunca ausentes “acciones legales”. Lamentamos informarles que, hasta donde entendemos, no es mucho lo que se puede lograr por esta vía. ¿Hay algún abogado en la sala?
El punto es que en el momento en que se registraron esas imágenes los involucrados accedieron voluntariamente. La única salvedad sería que antes hubieran firmado algún tipo de acuerdo legal prohibiendo (y sancionando) la difusión de las imágenes en cuestión. Pero, francamente, ¿quién firma un contrato para tener sexo, que no sea un actor porno?

Hay, sin embargo, una manera de lidiar con ese “ex” descarado, que ventila sin culpa el documento más íntimo de un momento de pasión: hacer de tripas corazón y contactarlo. Y, de ser posible, por teléfono, para que no haya malos entendidos, a partir de la lectura tendenciosa de un email o un sms. La idea es mostrar que uno está dispuesto a dar el primer paso hacia una solución, proponiendo un encuentro en algún lugar neutral, cara a cara, que es la mejor manera de resolver cuestiones tan sensibles como la que nos ocupa.

Una vez reunidos, sólo resta charlar el tema lo más honestamente posible, con la esperanza de arribar a un acuerdo. Por supuesto, no existen garantías de éxito en esta situación. Sin embargo, en muchos casos, detrás de una travesura como ésta suele esconderse un llamado de atención para terminar de conversar algo que no se cerró satisfactoriamente.

Filmarse es una tendencia entre varones gays

Registrar sexo casero es mucho más común de lo que uno se imagina. Recientemente, el portal de contenidos Gay. net realizó una encuesta entre sus lectores de habla inglesa para sondear qué tan común es esta práctica. Sobre 1.600 respuestas, el 60% afirmó haberse fotografiado o filmado desnudo y/o teniendo sexo, de los cuales un 12% aseguró lamentarlo (ignoramos los motivos). Además, entre el 40% restante, es decir, entre quienes nunca experimentaron esta práctica, un 10% desea intentarlo.

A continuación, replicamos esta encuesta para registrar también la opinión de nuestros lectores.