En este mundo hay dos tipos de personas, los que actúan y los que sólo ven la vida pasar. Y esto ocurre por la determinación de las personas, por el coraje con el que decidan hacerse cargo de su vida y enfrentar al mundo. Con virtudes, defectos, miedos, fracasos y éxitos. Con un conocimiento total de hasta dónde pueden llegar.
No te dejes vencer por ti, por tus miedos. Tenemos que entender que el mayor enemigo de nosotros somos nosotros mismos y que sólo enfrentándonos y entendiendo lo poderosos que somos podemos salir adelante. Pero de algo estoy seguro el mundo necesita más de seres que actúen que se preocupen por lo que sucede a su alrededor y que no se dejen llevar como camarones por la corriente (si suena raro pero ese dicho tiene razón). Si nos dejamos llevar por esa corriente nunca saldremos adelante. Nos olvidamos que el mundo laboral es defender todo lo que somos. Es probarnos que nos defendemos de retos y que sobrevivimos.
Los que actúan no solo estudian y tienen buenos trabajos, los que actúan son los que se desafían y se conocen como tal unos ganadores con la suficiente capacidad de vencer una vida cotidiana y darle sentido a cada instante. Los que gozan cada segundo como si fuera el último. Los que se quedan la vida pasar son los que siguen una rutina sin ganas de cambiar las cosas y que casi siempre hacen las cosas de mala gana, no estudian, no tienen metas, no tienen aspiraciones. No dejes que te pase esto porque cada persona tiene un inmenso valor que merece ser explotado. No dejes que nadie te menosprecie.
¿Qué quieres ser, el que actúa y saborear los éxitos y los fracasos u el que mira que alguien más tiene éxito? Piénsalo.
Fuente: Puebla Gay
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