
En Facebook son “Padres Gay” y tienen casi 3000 seguidores. El blog que crearon se llama “Historias de Padres Gay”. Hace un tiempo, Gustavo y Fabián decidieron que, para ser una verdadera familia, querían tener un hijo. Pensaron en el alquiler de vientres, pero como carecen de los medios económicos para concretarlo, abrieron una página en la web donde reciben donaciones.
“No es una cuestión de salud ni la cura de ninguna enfermedad. No es la ayuda para el hambre ni el abandono de ningún ser vivo. Es solamente el pedido de ayuda para dos personas que quieren y desean y necesitan realizarse como padres y como hombres gay y tiran su mensaje al infinito de la red esperando cualquier alma generosa que los entienda. No hay ayudas mayores o menores, todo es bien recibido y todo es posible. Un dólar ó 10.000… La suma de personas hará la diferencia. Si existiera esa única persona maravillosa que quisiera donarnos todo el dinero, adelante! Y si existieran 100.000 personas que nos diera solamente un dólar, adelante!”
Un la página de Gustavo y Fabián, que residen actualmente en Israel, también se comparten historias de padres que quieren contar sus experiencias.Esta es una síntesis la historia de amor de ellos contada por Fabián.
El sueño de ser padres
Somos una pareja gay desde hace casi 20 años ya. Nos conocimos en julio de 1992, cuando teníamos 22 y 29 años y algunas pocas cosas vividas. Gustavo, es el segundo de cuatro hermanos de una familia cristiana bastante tradicional y convencional y yo, Fabián, también el segundo y último de una típica familia judía de Argentina.
Nos fuimos conociendo lentamente. Yo tengo que declarar que la noche en que lo conocí, quede fascinado con la belleza de Gustavo y mi único objetivo era poder llevármelo a la cama, cosa que no resultó ni tan fácil ni tan rápido como esperaba… No tenía esperanzas o expectativas en encontrar el amor junto a él ya que venía de una experiencia de pareja de 5 años con otra persona de la cual había estado profundamente enamorado y con la cual seguía intensamente ligado en mis sentimientos.
Pero este chico, de pronto, era como un soplo de vitalidad en ese proceso de olvido de esa otra persona que tanto amé y por la que tanto sufrí. Joven, bello, suave, con una sonrisa gigante y hermosa, se me presentaba frente a mí tendiéndome una cerveza.
Con gusto me interesé por la cerveza y por la piel que la acompañaba teniendo la única y exclusiva idea del sexo y el placer. Pero resulta que el muy borreguín con su inexperiencia no era tan fácil de secuestrar y conducir a la cama. Sus propios temores, sus propias inseguridades lo convertían en una pieza no tan fácil.
Quedamos en volver a vernos al día siguiente para ir al cine y a tomar un café para poder saber un poco más el uno del otro. Y así fue el comienzo…
Compartimos muchos cafés, después de “Europa, Europa” vimos muchísimas mas películas juntos. Descubrí a la única persona que ponía los maníes dentro del vaso de la cerveza… Cenamos pastas y fondues, tomamos mucho vino torrontés y comimos montones de chocolates. Y poco a poco nos fuimos enamorando (…)

Después de 7 años de estar juntos y con muchas dudas e inseguridades personales yo sentí que debía hacer un corte drástico en nuestra relación y en mi relación con mi medio. Y decidí que quería irme de mi país, de mi pareja, de mis amigos, de mi trabajo, de todo lo que había construido hasta entonces, quemar las naves y empezar otra vez… Lo amaba a Gustavo pero ya no quería ni podía seguir junto a él. Toda mi familia cercana se había ido de la Argentina durante los últimos tiempos. Por cuestiones económicas, por cuestiones afectivas, por cuestiones ideológicas… y yo era el último y solitario que quedaba por allí.
Hablé con Gustavo sobre mi decisión y nuevamente me encontré frente a un perro defendiendo y cuidando su terreno. El no estaba dispuesto a vivir esta separación y no quería renunciar a su vida junto a mí. Por amor, también podría alejarse de su vida diaria, de su familia, de su país, de su posición económica, de sus animales, de todo lo que le importaba, menos de mí.
En diciembre de 1999 dejamos la Argentina y nos instalamos muy lejos, en Israel, al otro lado del planeta.
***
Nuevamente empezamos a construir nuestra pareja aquí y nuestro día a día. Nuevos amigos a conocer, nueva cultura a descubrir, nuevos códigos de comunicación, nuevos aires y climas. Fueron muy difíciles los primeros, los segundos y los terceros tiempos. Muy difíciles los cambios a experimentar y la tolerancia a vivir con todo tan diferente. Pero como siempre el amor, y el tiempo, ayudaron a que las cosas fueran creciendo hacia un camino relativamente armonioso…
Tenemos nuestra casa, tenemos nuestro auto, la tenemos la perra Flora, tenemos otros 2 gatos, Budah y Laucha. Tenemos padres presentes y ausentes. Tenemos hermanos. Tenemos sobrinas. Tenemos momentos de paz y bombas atómicas. Tenemos estabilidad económica y problemas para cumplir con el banco. Tenemos tranquilidad en nuestras cabezas y nuestras almas y a veces tenemos problemas para dormir. Tenemos montones de recuerdos de lugares conocidos y compartidos y tenemos un mundo por descubrir. Tenemos peleas y a veces sabemos poner el pie en el freno y podemos detenernos antes del choque. Y es posible que el saldo de estos 20 años sea realmente a favor, aunque a veces no se pueda distinguir donde está el sol entre tanta niebla. Tenemos amor entre nosotros y eso nos ayuda a seguir avanzando en el camino.
Pero aquí está aquello que nos falta. Y es poder convertir a nuestra pareja de 20 años en algo más que solamente una pareja. El convertirnos en una familia. El modificar nuestra realidad de dos para pasar a ser una entidad que abarque a nuestros hijos.
Pensamos muchos caminos para llegar a concretar este deseo. La adopción fue el primero. Habiendo tantos chicos abandonados y con necesidad de cuidado en el planeta por qué no buscar por allí. También pensamos en una socia que quiera ser madre y quiera compartir la crianza junto a nosotros. Y finalmente llegamos al camino de la maternidad subrogada.
Claro que este camino no es económico ni fácil. Implica mucho tiempo, mucha burocracia y mucho dinero. Y por eso el motivo de esta página. Buscamos compartir nuestra historia, buscamos compartir vuestras historias y buscamos ayuda económica para llevar a cabo nuestro sueño”.
Fuente: Boquitas Pintas










