
Hay algo que nos quedó bien claro luego de haber asistido al concierto de Cyndi Lauper en el estadio Luna Park de Buenos Aires el pasado viernes 21 de noviembre: esa mujer está completamente loca. Luego de hacer su aparición a las 21:16 con su clásico de los 80 “Change of Heart”, la cantante se bajó del escenario y se metió entre el público que, visiblemente exaltado, comenzó a abandonar sus asientos para tocarla, abrazarla y cantar junto con ella. Este fue el clima de un show que, en palabras de la misma Lauper, fue una fiesta.
Conocida por su activismo dentro de la comunidad LGBT, lo cual se pudo apreciar por la gran cantidad de hombres gays que asistieron a su concierto, Cyndi cantó y bailó con sus fans argentinos durante una hora y media donde se mezclaron sus clásicos hits, alguna que otra perla de su repertorio y las mejores canciones de su último CD “Bring Ya To The Brink”.
Vestida totalmente de negro, con un largo saco abotonado (que no se sacó en todo el show a pesar del calor), un top con cierre, un short, unos estrambóticos aros plateados y unas desprolijas extensiones anexadas a su pelo corto y rubio, Lauper continuó el show con “Set Your Heart”, uno de los temas más dance de su último álbum, seguido de “Grab A Hold” perteneciente a este mismo trabajo. Después de volver a abandonar el escenario para meterse a cantar entre la gente y asistida por los nerviosos guardias de seguridad, la cantante se dirigió especialmente a uno de ellos luego de terminada la canción.
“¡Señor…señor!, lo llamó en castellano para luego retarlo en su idioma natal: “Esto es una fiesta, ¿sabe? No se preocupe, no va a pasar nada. Soy de Brooklyn, puedo cuidarme sola”. El público festejó la ocurrencia, mientras Cyndi volvía al escenario para tomar la guitarra y cantar uno de sus viejos éxitos, “When You Were Mine”, de su álbum debut “She’s So Unusual”.
Sin ningún tipo de escenografía, sin coreografías, sin pantallas, sin cambio de vestuarios, el show fue pura música, pura fuerza, pura energía junto con la devoción de un público que tuvo que esperar 14 años para que la cantante volviera a presentarse en vivo en nuestro país. “¡Cyndi, te estuve esperando por mucho tiempo!” le gritó uno de sus fans desde las primeras filas hacia el final del show. “Bueno, es que me casé y tuve un hijo, ¿sabes?” se excusó la cantante, cuya voz continúa intacta luego de 25 años de su aparición en el mundo de la música. Voz que, lamentablemente, no pudo ser del todo disfrutada y apreciada por los asistentes del concierto debido a la ya conocida espantosa acústica del Luna Park, un lugar que sigue sin estar preparado para brindar un buen sonido en los espectáculos musicales, sobre todo en aquellos en los cuales la voz del artista es lo más importante del show.
Uno de los picos de la noche fue cuando Lauper interpretó el marchoso “Into the Nightlife”, el mayor hit de su último álbum y, una vez más, abandonó su cómodo escenario para caminar por la platea, subirse a una de las butacas y cantar desde ahí ante la incredulidad de los asistentes. Nuevamente en el escenario, enloqueció a la audiencia con una versión acústico-rockera de su himno a la masturbación femenina, “She Bop”. En el medio del show, decidió incluir dos de sus “fan favorites”, “Shine” y “Sisters of Avalon”, a pesar de que estas canciones quizás no son muy conocidas por el público en general. Luego, con una especie de ukelele de mesa que utilizó en algunas canciones, interpretó su maravillosa balada “All Through The Night”, instrumento que volvería a usar para cantar uno de sus temas más famosos, “Time After Time”.
“¿Alguien tiene pañuelos de papel?” preguntó Cyndi al público mientras se abanicaba y se secaba el sudor con las manos. Inmediatamente, al menos dos paquetitos de tissues aterrizaron desde la platea hasta la mesita del ukelele de la cantante. Divertida, soltó un “ya es suficiente” cuando el segundo paquete de pañuelitos voló hacia ella.

El show continuó con “Echo” de su último álbum y con una poderosa versión de otro de sus mega-hits, “I Drove All Night”, durante el cual se recostó cual diva sexy en una tarima que se encontraba sobre el escenario. Entre tema y tema, el público clamaba por “The Goonies ‘R’ Good Enough”, la canción de la famosa película de Steven Spielberg de los 80. A pesar de que Lauper no suele cantar este tema en vivo y luego de algunas instrucciones a su banda, cumplió el deseo de sus fans quienes saltaron, bailaron y corearon al ritmo de la música. Para esta canción, Cyndi hizo subir al escenario a un grupo de niños que se encontraba en el backstage a quienes controlaba como una especie de maestra jardinera piola con el fin de que no se llevaran ningún instrumento por delante.
Como no podía ser de otra manera, el final oficial del show fue con su tema más famoso, “Girls Just Wanna Have Fun”, para el cual Lauper hizo subir al escenario a “un matrimonio muy amigo” conformado por la cantante Isabel de Sebastián, ex corista de Luis Alberto Spinetta y la voz de la banda de los 80 Metrópoli, y Bob Telson, músico neoyorkino autor de la música de la película “Bagdad Café”. Con de Sebastián en coros y Telson en teclados, Cyndi cantó su inoxidable clásico para delicia de l@s chic@s del público.

Para los bises, la cantante tenía reservada “True Colors”, la canción con la que desde hace unos años, sale de gira por los Estados Unidos para recaudar fondos y generar conciencia acerca de las problemáticas de la comunidad LGBT. Una canción que los miembros de esta comunidad han tomado como bandera de lucha, literalmente. Sola en el escenario, con su ukelele, generó el momento más emotivo de la noche, un momento casi mágico. “Esto significa el poder a la gente, jamás se rindan” dijo con el puño cerrado y en alto antes de cerrar su brillante concierto con esa frase que dice “tus colores verdaderos son hermosos…como un arco iris”. Al igual que los suyos.