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2 de diciembre de 2008

LAS MASCOTAS EN EL MUNDO GAY

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Los homosexuales, como todos los seres humanos mentalmente competentes, tenemos la necesidad de generar lazos, lazos afectivos con nuestra pareja, amigos, en la oficina, la familia y el barrio. Pero hay un lazo que nos es más difícil generar, y este es el vínculo filial, es decir, un sentimiento generado hacia un hijo o una hija.

A medida que pasa el tiempo sentimos de forma creciente aquella linda necesidad de proteger, de cuidar, de orientar a un ser indefenso e inocente, y muchas veces decantamos nuestro sentimiento en una mascota.

Si bien no me gusta hacer muchas diferencias entre el mundo homo y el heterosexual, está sumamente claro que para nosotros es sumamente más difícil tener hijos, como también criarlos. Ocurre que pasan los años, pasa la fiesta, pasa la noche… y sentimos ese llamado de la naturaleza pero no tenemos sobre qué darle rienda, si bien muchas veces nos canalizamos en nuestros sobrinos, nunca es lo mismo porque, simplemente, no son nuestros hijos.

Pasando o no por este planteamiento es que llegan a nuestras vidas las queridas mascotas: ya sea el regalo de nuestro novio, hermana, amigo, pariente o producto de una compra, el pequeño ser comienza progresivamente a ser parte de nuestra existencia.


Si bien al principio muchas veces lo denominamos con indiferencia como “el perro”“el gato” o , al paso del tiempo este pequeño se va ganando con sus gestos y actitudes un espacio en nuestros corazones.

Es asi como no es extraño ver a colegas llenos de poodles por el parque el día domingo, ver a algún guapo cuarentón paseando su fox terrier después del trabajo o a algún cabro por ahí comprando una capa para el perrito, argumentando el frío atroz que hace. Dia a día lo que al principio era casi un objeto, termina convirtiéndose casi en un hijo, “la alegría del hogar” para muchos, y esto es simplemente porque como seres humanos, necesitamos trascender hacia algo más allá.


Mi consejo apunta a ser asertivos en el momento de la elección de nuestra mascota. A entender el real espacio que tendrá y la cantidad de tiempo que podemos dedicarles, de lo contrario, sería tan absurdo como tener un pastor alemán en un departamento de un ambiente.

No sólo por un tema de tenencia responsable, sino también por el bienestar mutuo tanto de nuestra mascota como el nuestro, debemos ser capaces de informarnos primero sobre el comportamiento de las razas, sus debilidades, sus expectativas de vida, sus ciclos, su alimentación (no podemos ser tan inconscientes de tener una mascota para que se vea bonita y no preocuparnos de su adecuada alimentación, aseo o control veterinario) sólo de esta forma seremos un verdadero aporte para la vida de nuestras mascotas y ellas repercutirán de forma positiva en las nuestras.


Fuente: Gay Magazine


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