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27 de febrero de 2009

Carlos Jáuregui, el Milk argentino

3 Comentarios
Harvey Milk nace en Nueva York el 22 de mayo de 1930. Abiertamente gay se muda a vivir a San Francisco en los comienzos de los años 70, donde abre una tienda de fotos, Camera Castro, en pleno centro neurálgico de la vida gay de San Francisco, y a los pocos años se presenta al cargo de supervisor municipal (algo así como concejal), no alcanzando los votos necesarios en dos oportunidades 1973 y 1975.

En 1977 después de que la ciudad reorganizara su procedimiento electoral para elegir representantes, Milk es electo como el primer cargo público abiertamente homosexual en EEUU. Estuvo once meses en su puesto y fue responsable de las ordenanzas más importantes hasta el momento, sobre los derechos de los homosexuales en la ciudad de San Francisco.

Según la revista Time, es uno de los “cien héroes e iconos del siglo XX...un símbolo de lo que pueden conseguir los gays y los peligros a los que se enfrentan por hacerlo”.

El 27 de noviembre de 1978, es asesinado por Dan White, un homófobo supervisor de la ciudad, que apenas cumplió 5 años de cárcel por este asesinato.

En ese año, en Argentina, el Mundial de fútbol de 1978 cubría de papelitos los gritos y sufrimientos de miles de desaparecidos que eran torturados y asesinados en los campos de concentración de la Dictadura Militar de Videla, Massera y compañía, uno de ellos, el de la ESMA, a escasos metros del Estadio de River Plate, donde se celebró la ceremonia inaugural de este campeonato.

En la provincia de Buenos Aires un joven llamado Carlos Jáuregui, se licenciaba de profesor de Historia en la Universidad de La Plata. Con el interés de continuar sus estudios, solicita una beca para especializarse en Historia Medieval y viaja a estudiar a Francia.

En 1981 participa de una marcha gay en París, donde toma contacto por primera vez con el movimiento homosexual en pleno funcionamiento. Había sido organizada para cerrar una campaña que proponía no votar a los candidatos de los partidos políticos que discriminan.

Ese fue el primer paso que decidió su posterior militancia en el movimiento gay porque, a partir de ese momento, empezó a soñar en una Argentina y una sociedad distinta.

Desde esa tarde tuvo algo claro: quería que su país también fuera libre, con derechos para todos.



Volvió a la Argentina en 1982, el mismo año de la guerra de Malvinas y la cobarde retirada militar, y lo primero que hizo fue declararle a su hermano Roberto que era homosexual.

Roberto Jáuregui, su hermano, fue la cara pública de la Fundación Huésped. Murió de SIDA en 1994.

En 1984 Carlos fundó la Comunidad Homosexual Argentina, junto a un grupo muy reducidos de activistas en la discoteca Contramano. Fue también su primer presidente hasta 1987, año en el que pasa a ser su Secretario de Derechos Humanos.

Milk y Jáuregui vivieron en dos tiempos diferentes, pero su lucha fue la misma.

Carlos Jáuregui, sin embargo, nunca aceptó cargo en ningún partido político.
Muchos fueron los que le ofrecieron integrar sus listas, desde el Radicalismo, pasando por Democracia Avanzada, hasta el Frente del Pueblo, alianza del Mas y el Partido Comunista.
Carlos jamás quiso identificarse con ninguno.

Él añoraba unir a un gran movimiento social en torno a la defensa de los derechos de las minorías, a veces incluso pecaba de demasiado diplomático con todos. Eso en realidad llegó a ser una virtud, porque invariablemente tenía las puertas abiertas en todos los sitios, y nunca se sentó más tiempo del prudente con nadie.

Su independencia fue su mejor arma. Su imagen pública, la que tanto ayudó a la comunidad, y por la que tanto gays lo criticaron, su mejor base
.
Las ganancias editoriales de su primer y único libro “La homosexualidad en Argentina” las donó a la CHA, dedicando su novela a “las Madres de Plaza de Mayo y sus compañeros de la Comunidad Homosexual Argentina”.

Fue elegido en el año 1993 por los periodistas argentinos como uno de las 10 personalidades políticas y sociales de mayor credibilidad en la Argentina.

Carlos sufrió, sin que ello le importara demasiado, el acoso de una comunidad gay demasiado exigente y sumamente cómoda desde las sillas de los bares de la avenida Santa Fe.

Con dirigentes tan importantes y visibles como Jáuregui con una amplia aceptación en la sociedad, la comunidad gay parecía un enano con cabeza de gigante.
Los gays porteños decían “no sentirse identificados”, o bien se quedaban en sus casas criticando “que las marchas del orgullo siempre se llenarán de travestis que nada tienen que ver con nosotros”.

Sin embargo esas marchas, las primeras muy minoritarias, o los primeros actos callejeros, o la lucha por la personería jurídica de la CHA, la querella contra el Cardenal Quarraccino, el encadenamiento a la Nunciatura, el primer juicio ganado al estado por discriminación en un caso de HIV patrocinado por Gays Dc a través de su letrado Jose Luis Pizzi que tuvo amplia difusión en los medios televisivos y escritos, fueron el germen de lo que ahora, sin ningún tipo de tapujos y a boca de jarro, se denomina la capital gay de Latinoamérica, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Carlos, ajeno a estas polémicas, y quizá bastante cansado de ellas, supongo, siguió incansablemente con su sueño: “en el origen de nuestra lucha está el deseo de todas las libertades”, como dice el slogan de Gays DC, grupo que fundó al abandonar la CHA en 1991, junto con Cesar Cigliutti, y Marcelo Ferreyra, entre otros compañeros y amigos.

La dimensión política de Jáuregui, sólo se pudo medir, lamentablemente después de su muerte el 20 de agosto de 1996.

Cuando otras fueron las manos que se alzaron con fuerza, otras las que reorganizaron el movimiento muy golpeado con la desaparición de Carlos, otras las que siguieron adelante con la lucha, y si me permiten, adecuaron las estrategias para el triunfo, o al menos para conseguir muchas reivindicaciones en momentos muchos más propicios que los primeros años donde tuvo que batallar.

Su herencia, está en buenas manos.
Aunque nunca habrá otro Carlos. Así como nunca habrá otro Harvey. Ellos fueron los primeros ladrillos, los cimientos, los que quedaron abajo, los que las nuevas generaciones no ven o desconocen.

Y sería conveniente que todos esos jóvenes que ahora disfrutan de la “gayfriendly” Buenos Aires, o acuden sonrientes y sin camisetas a las Marchas del Orgullo, sepan, quién fue Carlos Jáuregui que dio su vida por la libertad.

Le faltaron años a su vida para tener otra dimensión.
Probablemente él en estos últimos años, hubiera también sido el primer candidato electo en la política argentina.






3 Comentarios:

  1. Jordan, sin dudas que los dos entornos sociales son diferentes, Milk vivió en una democracia política y legalmente consolidada, Carlos Jáuregui en un país bananero con una larga tradición de dictaduras militares sin ningún tipo de garantías ni de leyes que protegiesen los derechos individuales. No sé si es muy feliz la idea de comparar a estos dos personajes, pero si hay algo patético es tu afirmación de que Jáuregui tuvo "todo servido". Por favor, informate primero. Si hoy podés estar escribiendo cualquier cosa en una página gay desde la Argentina, podés estar seguro que se lo debés a Jáuregui.

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  2. Jordan, siento no compartir tu valoración sobre Jáuregui. Si hay algo que carlos no tuvo, fue exactamente "todo servido". Cuando se fundó la CHA en 1984 (no se que edad tenés) exitían los edictos policiales; no había legalidad para las organizaciones gays; no existía en el ambiente en las provincias del Interior; la mayoría de los gays y las lesbianas vivían en el armario; ni hablar de la discriminación a la que estaban sometidas travestis y transexuales; estaba vigente un código contravencional que permitía bajo el artículo de 2H arrestar a personas en la calle por averiguación de antecedentes; no había tratamiento ni política oficial para el HIV; ni se pensaba en una ley de unión civil, ni en pensiones por viudedad para homosexuales...en fin, y un largo etcetera. ¿Eso te parece tener todo servido?. Meditalo.

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  3. Carlos Jáuregui,fuiste coherente en tu sentir decir y actuar,TENDIENDO LA MANO,en mi caso,la maestra provinciana cesanteada por ser lesbiana en 1994,de mi escuela de Villa Gdor.Gálvez.Tu humildad y tu no doble discurso te erigió en AUTÉNTICAMENTE DIGNO,no misógino ,no excluyente...Siempre te llevaré en mi alma,pese a que pasaron casi 15 años de tu mismo anhelo:DESTITUIR A LA DISCRIMINACIÓN,soy lesbiana y tus sueños son los mios.15 años a la espera de JUSTICIA ,sin sucumbir ni social ni psicológicamente celebro tu permanecer en quienes te apreciamos.A UNIRSE TODAS Y TODOS,lesbianas,gays y transexuales para que venza la DIGNIDAD y no los mezquinos intereses.

    C.H.A. sigue honrando LOS DERECHOS HUMANOS de lesbianas,gays y trans,César,Marcelo,PEDRO PARADISO y cada uno de los que soñamos,SIENDO LO QUE SOMOS,te abrazamos abrazándonos.Sólo muere lo que gatilla el olvido.CARLOS JÁUREGUI,un hermano de lucha.La ESPERANZA enciende pavilos.Como refiere en su blog la escritora imperdible argentina VALERIA ZURANO,"DECIR NOCHE","ser como peces capaces de dar la vida por un sueño o la caricia de un coral".ES MENTIRA LA DISTANCIA CARLOS JÁUREGUI.

    Estás junto a mi padre ALBERTO PASCUAL SALAS,me escuchaste y apoyaste en 1994 haciendo del federalismo y de LA PALABRA un compromiso.

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