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30 de julio de 2009

Lugar vacío: Florencia de la V, el cliché de la discriminación y el rol de la vedette

1 Comentarios
Ante la precaria formación de las mujeres que integran la nueva camada del mundo del espectáculo y frente a la explícita decadencia de ciertas personalidades que alguna vez el público consagró, el panorama artístico se revela en una encrucijada que, al no encontrar solvencia y desenvolvimiento absoluto, recurre a nuevas alternativas. De ahí, la emergencia de los travestis como figuras que representan una nueva visual escénica.

Una forma de presentarse ante el público que pone en cuestionamiento los usos y costumbres, así como una construcción de la subjetividad arraigada en aquello que tiene que ver con lo convencional más que con los salientes estereotipos que crean, en cierta medida, una crisis de género vinculada con una reformulación de las teorías estéticas y de gustos.

Se abre pues, un modelo de hacer teatro en el cual, la persona que encabeza el espectáculo con el rótulo de vedette, es una travesti que a través de distintas operaciones y tratamientos adquirió algunas curvas y características propias de una mujer natural.

Quien marca esta nueva tendencia es Florencia de la V.

Con ella, y habiendo tenido el piso que dejó una de las primeras travestis como Cris Miró, el arribo a las marquesinas de la calle Corrientes fue mucho más movilizador. Más aún, cuando desembarcaba encabezando un espectáculo de revista de la mano de Gerardo Sofovich. Empresario con el cual entabló una relación comercial redituable para ambos y una estrecha amistad que según relatan algunos traficantes de información, ha llegado a rozar límites y a despertar la fantasía y el morbo de los enemigos de él que por estos días se regodean de la ruptura artística que se dio a conocer y sobre la cual, los aromas de amoríos y del me dijo, le dije, le digo quedan en el imaginario de cada televidente que pudo escuchar en vivo o bien, en repeticiones, a una Florencia de la V que parecía deshojar los pétalos de una flor compartida con la actual esposa del Señor que siempre ha vivido a su manera.

Ahora bien, la decisión de colocar a una travesti en ese lugar preponderante, inexorablemente, fue sometida a la evaluación de datos objetivos y a un análisis racional que frente a la susceptibilidad que el tema generaba y aún genera, enarbolarse en el cliché de la compulsiva discriminación era la alternativa más funcional para evitar comentarios o bien, puntos de vista. Así que Lubertino, no te anotes.

Los medios de comunicación se enfrentaban a ser rigurosamente cautelosos y la opinión pública se desataba en los contestadores radiales, en los foros de internet y también, en la televisión misma. No obstante, Florencia de la V logró trascender el grotesco de sus primeras imágenes que aún reflejaban visibles reminiscencias de su origen masculino así como la perversión que experimentaban los agudos espectadores que la colocaron en un panóptico permanente para marcar, fundamentalmente, los desaciertos del empresario que la llevó a la cartelera teatral.

Ella se hizo a si misma a punto tal de forjarse una carrera colmada de éxitos. Paso de ser mirada como un travesti a ser tratada y admirada como una diva con años de trayectoria. Ella, en su jactancia de cortar entradas y embebida de éxito se colocó, mediante el aplauso de la gente, en la cúspide de la pirámide actoral.

Se equiparó al nivel de Mirtha Legrand, Susana Giménez y Moria Casan. Ella, por decreto, entendió que para ser una diva no era necesario recorrer un camino de décadas.

En su mundo, solo basta ser aceptada por el público y sumamente mimada por el empresario de mayor trayectoria teatral de nuestro país.

Coqueta; asediada por los medios y cuestionada por haberse unido en “matrimonio” -en el contexto de una fiesta- vestida con un traje de novia blanco; Florencia de la V no se privó de ser grosera, cruel y altiva con el resto de sus colegas. Porque bajo el velo de preocuparse solo por ella, en sus monólogos, al igual que en determinadas notas, arremete brutalmente contra las “nenas de utilería” pero también, contra las figuras altamente consagradas.

Ingresa en el círculo vicioso de la descalificación obvia e intenta seducir con una retórica ocultista sobre lo que piensa, siente y hace.

Se proclama, ante la ineptitud o limitación de sus pares generacionales, una estrella que aún no puede ser superada por una mujer natural. Entonces, en la vorágine del ego y la consagración, ella se repliega en su condición de travesti. Se escuda que por su elección o sentir sexual, las cosas le han costado más de lo habitual y entiende, que con sus pasados 30 años, ya hizo todo lo que quería hacer.

Con lo cual, la quema de etapas y el juego de la vida son dos situaciones que ocupan un papel protagónico en el mundo de una de las grandes figuras con las que actualmente cuenta el medio y por la cual, los empresarios teatrales ofrecen en la mesa de negocios importantes sumas de dinero.

Eso se debe, entre otras cosas, a que en la carrera por escalar posiciones sin preparación, a la absurda necesidad de equipararse a los hombres y a la pereza laboral que termina con un casamiento botinero y un baby en camino, muchas mujeres de la generación del ’70 y ’80 enfrentan la propia auto devaluación que, por carácter transitivo, es asimilada por los productores que se inclinan por presentar a un travesti como cabeza de compañía y herramienta de seducción antes que a una mujer que no puede hilar una oración improvisada o aprendida.

Entonces se produce la distorsión de imágenes y se acentúa la premisa “cambio mujer por travesti” en las iluminadas carteleras porteñas que cuentan con la vedette que no es ocupando un lugar, por el momento, vacío.








1 Comentarios:

  1. el peor enemigo del hombre es el hombre
    ya estoy muy grande, pero sigo esperando
    el dia en que la gente deje en paz a la
    gente. ser negro,gordo,viejo,judio,homosexual,
    latino,americano,bajo, peludo, pelado, playboy, virgen,aburrido,divertido,mal hablado,educado, etc. al cincuenta porciento
    le molesta lo que esta haciendo el otro cincuenta porciento
    se que nunca lo lograremos, pero seria bueno poder por lo menos intentar tolerar al projimo
    hay mucha gente que se considera alto,rubio y de hojos celestes, straight y son una reverenda mie,,,,,,, es peor matar a alguien
    que ponerse un vestido

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