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26 de junio de 2010

Los padres que salieron del closet

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Son madres y padres de gays y lesbianas. Se unieron en una organización para ayudarse a vencer prejuicios. Hoy participarán del debate en el Senado sobre el cambio del Código Civil y contarán por qué están a favor de que sus hijos se puedan casar.

Tienen un hijo o una hija gay. Y por ellos decidieron salir ahora del closet para apoyar la ampliación del matrimonio civil. “Queremos para nuestros hijos los mismos derechos que para sus hermanos heterosexuales”, sostienen, como dijo el diputado Ricardo Cuccovillo en el recinto, cuando el proyecto obtuvo media sanción de la Cámara baja. Forman parte del grupo de autoayuda de Padres, Familiares, Amigos de Lesbianas y Gays, un lugar de encuentro para compartir experiencias, donde pudieron vencer prejuicios, tristezas y broncas iniciales al conocer la orientación sexual “distinta” de sus hijos, y finalmente aceptarla y respetarla. Hoy, dos de ellos, Francisco C. y Stella Maris Alfonso, defenderán la reforma del matrimonio en la Comisión de Legislación General del Senado.

Francisco prefiere que su apellido no se publique para evitar que su hija, que no salió del closet en su ámbito laboral, tenga algún problema en su trabajo. Su hija lesbiana tiene 28 años y vive hace diez con su pareja y la hija de ella, de 14 años. “Si sale la ley, mi hija quisiera tener un hijo, pero quiere esperar a que se apruebe porque si no, tiene temor de que su hija pueda quedar desprotegida si a ella llegara a pasarle algo”, cuenta Francisco, de 58 años, empleado.

Stella Maris tiene 60 años y es docente. Hace algunos años estuvo en un programa de tevé y dio una entrevista a otro diario, pero se presentó “camuflada”, con un peinado cambiado, en un caso, y anteojos oscuros en el otro. Ahora, dice, quiere dar la cara. “Nuestro objetivo es lograr la aceptación por parte de la sociedad. De alguna forma, nosotros estamos adentro del closet, igual que ellos (sus hijos homosexuales). Si los discriminan a ellos, a nosotros también nos discriminan. Pero ya no pienso sólo en mi hija, pienso en los hijos de otros padres. Es una cuestión de compromiso social”, dice Stella Maris, para explicar por qué decidió dar la cara y dar su testimonio en el Senado. Su hija lesbiana tiene 33 años y está terminando una carrera universitaria.

La charla transcurre en un café de Coronel Díaz y Santa Fe, en Palermo. También participan Irma Fischer, la fundadora del grupo de autoayuda, a mediados de 1996, y Dora F. Las dos son madres de varones gays. El de Irma tiene 40 años y vive en Alemania. El de Dora tiene 29 y es DJ. Dora tiene 58 años, es psicóloga y está en proceso de salir del closet. Por eso pide que su apellido no se publique.

Una vez por mes se reúnen en la sede del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, que les presta el lugar. Concurren unos treinta y pico de madres y cuatro padres –de entre 40 y casi 80 años–, de personas homosexuales. Los cuatro que conversan con Página/12 son de los más antiguos en el grupo. Salvo Irma, la primera, los demás se incorporaron entre 6 y 8 años atrás. Hoy se encargan de contener a los padres y madres que llegan por primera vez, “con estupor, ignorancia, fantasías sobre el contagio del sida, cargados de culpas”, dice Stella Maris. Los demás también dan sus impresiones sobre cómo son las primeras veces en el grupo.

–Llegás también con rabia. ¿Por qué me tocó a mí?, te preguntás –aporta Dora.

–Pensás que van a ser desdichados, que los van a segregar –sigue Stella Maris.

–Sentís pena porque pensás que no vas a tener nietos –suma Irma.

–Te preguntás en qué te equivocaste –dice Francisco.

–Nosotros ya superamos esa primera etapa –agrega Stella Maris.

–Pero ahora notamos una diferencia con los padres de la nueva generación, los padres de 40 años que llegan al grupo cuando se enteran de que su hijo adolescente es gay. Vienen y dicen: hace cuatro días que no paro de llorar. Y nosotros pasábamos cuatro años llorando. Este cambio marca el debate en el Congreso. La sociedad ha evolucionado –plantea Dora. Y cuenta que hace seis meses le contó a una conocida suya, más joven que ella, de unos 40 años, que su hijo es homosexual. “¿Pero vos estás mal por eso?”, le replicó la mujer. “Las señoras de mi edad cuando les cuento me agarran la mano, lloran, me miran con pena.”

El grupo es filial local de una organización con sede en Estados Unidos que reúne a padres, familiares, amigos de gays y lesbianas, que además está presente en Uruguay, México, Chile, Brasil, Nicaragua y España y tiene su en www.familia resdegays.org

Irma, Francisco, Stella Maris y Dora hablan con un tono de voz elevado. El bar es bastante silencioso. Pero no les importa que el resto de los comensales se enteren del tema que conversan con Página/12.

Cuando escucharon al diputado Ricardo Cuccovillo defender la reforma de la ley de matrimonio civil en nombre de su hijo gay, decidieron que ellos también tenían que salir al ruedo. “No puede ser que el diputado esté hablando y nosotros encerrados, como escondidos”, dice Stella Maris que pensaron. Sus hijos no son activistas. Ese papel lo están asumiendo ellos. De todas formas, desde hace unos cuatro años ellos, padres, madres, junto a sus hijas e hijos homosexuales participan de la Marcha del Orgullo Gay, destacan. “El apoyo a la reforma del matrimonio civil no lo tomamos como una opinión legal. Creemos que se trata de romper con un paradigma. El cambio de la ley permitirá que la gente tenga otra mirada sobre la homosexualidad. Para que si tienen un hijo, un sobrino, un nieto gay, puedan tener otra visión sobre ellos, no los vean como perversos, degenerados”, apunta Francisco.

Irma recuerda la frase de otra madre del grupo. “Ella decía: ‘El hecho de que yo le diga a mi hijo homosexual Yo te acepto plenamente es discriminatorio, porque a ninguno de mis hijo heterosexuales les digo lo mismo’. Decir que les otorgamos la unión civil, también es discriminatorio. Ellos tienen que tener los mismos derechos que sus hermanos heterosexuales, si no es volver a discriminarlos”, argumenta Irma.

Hoy Francisco y Stella Maris darán un paso significativo en su salida del closet: hablarán en la Comisión de Legislación General frente a senadores, activistas, periodistas y cámaras de TV. Por ellos y por sus hijos.







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