
Estamos en la era de las redes sociales. De la información inmediata. Del 2.0. De la geolocalización. Del check-in en FourSquare para saber dónde hacer cruising y los tips para pillar cacho. Pero ¿dónde están las antiguas formas de ligoteo que hacían nuestros corazones maricas palpitar?
Como mi vida cotidiana es francamente monótona, me dedico a anclarme en los 90 y pensar en lo guay que era todo entonces y la de cosas que me pasaban cada día. No es que renuncie a la tecnología que tengo ahora, ni mucho menos. Pero soy nostálgico. Es como seguir oyendo a las Spice Girls entre temas de Annie y de Justice.
Hoy día conoces a un chico e intercambias Facebook. Fotos formalitas, alguna que otra de fiesta con las amigas y con algún chico muy mono. En seguida piensas ¿será su exnovio? y haces rastreo por Facebbok. Tras un par de toques, pasas a los privados y…
Como maricas de siglo XXI se pasa al resto de redes. Que si un Twitter, que si un Bakala, que si un Grindr si está cerca, que si un Gaydar o puede que un Bearxxxx. Eso ya depende de cada uno. Por supuesto el orden de los perfiles, no altera el resultado: el intercambio de imágenes más íntimas. Sea en el Messenger (¿aún funciona?), sea en el Skype o bien por Whatsapp.
A dónde vaya a parar luego la historia, es secundario. Lo importante es el desarrollo. Pero si nos ponemos nostálgicos, un par de años atrás, por ejemplo, ligué con un chico por MySpace. ¿Quién se acuerda hoy día de MySpace? Y hace un poco más, vía Fotolog. ¡¡Fotolog!! Pero, ¿en qué inframundo vivíamos en una red social que sólo nos dejaba subir una foto al día y tener 20 comentarios?
Sería bonito, en plan nostálgico volver a lo básico. ¿Para qué sirven los teléfonos móviles, teóricamente? Pues para hablar. Conoces a un chico, intercambiais miraditas, un par de roces y el número de teléfono, un par de sms y ¡ZAS! llamada. Y como decía Lily Allen, cuando apareces en la pantalla de mi teléfono, ya no me siento sola.
No estaría de más volver, aunque sólo fuera por una temporada, a la buena y sana costumbre de oir nuestras voces al otro lado de un teléfono. Las compañías telefónicas deberían promoverlo. Es más, tal y como anuncian ahora, deberíamos volver al teléfono fijo. Cuando sólo podías llamarte a unas horas determinadas, cuando te escondías con el teléfono en el pasillo (como en el anuncio de ‘Chispas’). ¡Que vuelvan las llamadas telefónicas de los chicos interesantes!

Fuente: AmbienteG