La homosexualidad que no molesta a la iglesia católica

Conformaron la primera comunidad católica gay de la Argentina. ¿Por qué dejar de ser católicos si Dios nos ama tal cual somos?, dice el slogan oficial de este grupo que surgió en 2005 y que empieza a adquirir visibilidad. “Vivimos nuestra homosexualidad desde el amor a Dios”, explica a Boquitas pintadas Sergio Petroni, ex seminarista y fundador de este movimiento que ya cuenta con unos 30 miembros. “Es muy sanador reconciliar nuestra fe con nuestra sexualidad”, agrega. Tiene unos ojos muy celestes. Sonríe y parece un ángel.

Varios de los miembros de esta comunidad se acercan a la casona de Sergio para conversar. Hablamos en un patio de luz decorado con un altar, velas y estampas religiosas. Reina el silencio. Es el mismo sitio que eligieron como lugar oficial de reuniones después de la infaltable misa dominical y los retiros espirituales que organizan para alimentar su fe.

Ellos tienen sus principios y los refuerzan con reflexión y trabajo cotidiano. Ramiro Casas, de 31 años, hace dos que se incorporó a esta comunidad. Cuenta que lo hizo alentado por un sacerdote que lo instó a “buscar integralmente a Dios”. Su reflexión en ese momento fue: “El nos hizo tal cual somos y tenemos que vivir en el amor a otro”. Hoy repite estas palabras: es su modo de armonizar su fe y su condición sexual. Ahora, dice, se siente un hombre íntegro.

¿Pecado?, nadie de la comunidad se siente en esta falta. “Desde que me acerqué a la religión nunca, ni en las confesiones, hablo de la homosexualidad como pecado y el sacerdote sabe de nuestra orientación sexual”, dice Ramiro. “Pecado es faltar al amor, el menosprecio es pecado”. Se mira el rosario de cuentas multicolores que no se saca nunca y que es emblema de la agrupación. Lo toma en sus manos como si allí hallara una verdad.

A su lado, en la ronda que armaron en el patio de luz de la casona de Parque Chacabuco, Diego Janis completa la reflexión: “Lo más importante es estar en paz con uno mismo más allá de los prejuicios y los tabúes. Hacer el bien y hacer las cosas bien es lo que importa y de eso hablamos cuando nos confesamos antes de comulgar”. Refuerza la interpretación religiosa que realizan en la comunidad: “Lo más importante es tener un diálogo con Dios, que nos ama tal cual somos. Su amor es misericordioso”.

El intercambio continúa. Los fieles ya tienen la Biblia en la mano y leen diferentes fragmentos. Cada uno tiene su salmo predilecto para expresar lo suyo. Los demás escuchan, luego aportan su punto de vista. Piden leer y así ese libro sagrado va pasando de mano en mano. El mensaje es común a todos ellos: los mueve la fe y el amor a Dios y al prójimo, procuran practicar la religión católica sin dejar de respetarse ellos mismos.

Pecado es no amar, coinciden todos ellos en algún momento de la charla. Esa certeza los sostiene.

Los principios de la comunidad

- Creemos que los católicos somos miembros dentro del cuerpo místico de Cristo y somos partes del pueblo de Dios. Tenemos una dignidad intrínseca porque Dios nos creo. Cristo murió por nosotros y el Espíritu Santo nos santificó en el bautismo, haciéndonos su templo y el instrumento a través del cual el amor de Dios podría hacerse visible. Debido a esto, tenemos el derecho, el privilegio y el deber de vivir la vida sacramental de la Iglesia, para poder convertirnos en el instrumento más eficaz del amor de Dios en medio de su pueblo.

- Creemos que las parejas gays pueden expresar su sexualidad de una forma que esté en consonancia con la doctrina de Cristo. Creemos que toda sexualidad debería ejercerse de modo éticamente responsable y humanamente edificante.

- Como miembros de la Comunidad de los fieles deseamos promover los ideales evangélicos en la Comunidad homosexual. Para hacerlo, hemos de aceptar nuestra responsabilidad dentro de la Iglesia, en la sociedad y con los católicos homosexuales, individualmente.

- En la Iglesia, trabajando por el desarrollo de su Teología con respecto a la moral sexual y por la aceptación de los gays como miembros plenos e iguales del cuerpo místico de Cristo. En la sociedad, trabajando por la justicia y la aceptación social a través de la promoción de las obras de misericordia dentro de los diferentes ámbitos de la sociedad. En la comunidad homosexual, reforzando su auto aceptación y su sentido de la dignidad, ayudándoles a convertirse en miembros más activos de la Iglesia y de la sociedad