Robert Mugabe, presidente de Zimbabue, ha calificado de “satánica” la propuesta del primer ministro David Cameron de asociar la ayuda británica al desarrollo al respeto de los derechos de la población LGTB. Mugabe reiteró su ya conocida opinión de que los homosexuales son “peores que cerdos y perros” y amenazó a aquellos que la practiquen: “Os castigaremos duramente”. Estas declaraciones se producen en un momento en que los ciudadanos del país africano se disponen a votar el próximo año una nueva constitución que podría ofrecer cierto grado de protección legal a su población homosexual. En la actualidad, aquellos sorprendidos manteniendo relaciones homosexuales se enfrentan a penas de cárcel.
Cameron anunció la idea de asociar la ayuda económica con el respeto a los derechos humanos en una cumbre de la Commonwealth en octubre. Henry Bellingham, ministro británico para asuntos africanos, matizó en una reciente visita a África que la intención del Reino Unido no es forzar a países como Uganda, Botswana, Malawi, Zimbabue y Ghana a adoptar leyes a favor de sus poblaciones LGTB, pero “ofrecer grandes programas de ayuda [les] da derecho a exigir a los gobiernos que no persigan a ninguna minoría, sean religiosa, de discapacitados, o LGTB.” El Reino Unido ya recortó la ayuda a Malawi en 19 millones de libras, por condenar a dos hombres homosexuales a 14 años de trabajos forzados. Ambos fueron perdonados posteriormente.
Según Mugabe, la idea es “estúpida”, y la homosexualidad es incompatible con los valores cristianos y africanos. Dichas opiniones pueden reforzar su popularidad tanto en Zimbabue como en otros lugares de África, donde las posturas homofóbicas suelen ser premiadas en las urnas. La virulenta homofobia de Mugabe contrasta con el cambio de postura de su principal rival político, el primer ministro Morgan Tsvangirai, que se ha mostrado a favor de la inclusión en la nueva Constitución de una mención a los derechos de las personas homosexuales.
En cualquier caso, conviene recordar que, según las autoridades británicas, no se trata de recortar fondos de ayuda, sino de canalizarlos a través de ONGs y entidades similares en aquellos casos en que los goboernos no cumplan con los requisitos de respeto a los derechos humanos, reducción de la pobreza, buena gestión financiera y transparencia ante sus ciudadanos. De hecho, el Reino Unido anunció a principios de año el aumento de su ayuda anual a Zimbabue hasta más de 100 millones de libras en un intento de impulsar elecciones limpias y reformas gubernamentales.
Fuente: Dos Manzanas
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