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1 de febrero de 2012

Campaña contra el SIDA y los prejuicios

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El primero de diciembre, día de la lucha mundial contra el HIV/Sida, nos pusimos remeras que decían “Tengo SIDA” y “Soy VIH positivo” y salimos a repartir mates, besos y abrazos gratis.

En ningún momento se aclaró quién realmente lo tenía y quién no, ¿era necesario?, ¿es necesario saber eso para compartir besos, abrazos y mates? Fuimos a ver cuanto miedo y prejuicio había en la calle y cuanto en nosotros mismos.

Camino a Plaza de Mayo me puse la remera, quién la leía no subía su vista hasta mi cara. Sentí que la remera hablaba de una condena y un final escrito, en la tela, en el pecho, en el alma. Sus miradas esquivas me condenaban. A veces lo que más duele del virus, no tiene nada que ver con él. Quise salir corriendo. Me largué a llorar.

Mis amigxs fueron poblándome. Nos calzamos la provocativa indumentaria y cada uno se inmoló hacia un sector con su consigna. A mi me tocó calle Florida.
El primer minuto ahí parados fue de segundos que caían como piedras -Marías Magdalenas modernas sin Jesús, sin necesitar un Jesús-. De reojo nos mirábamos con Diego y el vacío era fulminante. Y de repente ella.
Una chica con una remera con vaquitas de San Antonio y un short rojo se paró, leyó y me abrazó fuerte. Se separó y se rió. Me besó (si, en la boca). Y se fue. Y otro abrazos, y muchos otros abrazos, y en la intimidad del encuentro había palabras chiquitas susurradas y gigantescas que se abrazaron a mi oído: “Fuerza”, “no pasa nada”, “yo también lo tengo”, “sos valiente”, “mi hija también”, “la vida sigue”, “cuidate”.
Soy bien pesimista y beligerante. Yo estaba dispuesto a bancar todas las ninguneadas, esquives y malas caras. Y todos mis escudos se fueron deshaciendo en brazos ajenos anónimos. La gente no solo se amalgamaba con nosotros, se estaban aferrando al respeto, nos abrazaban con fuerza, mucha, tanta como para romper todo el miedo y la ignorancia.
Ese primero de diciembre nos apropiamos de las palabras “HIV” y “Sida” y las resignificamos. Términos que se relacionan directamente con la muerte, la culpa, el estigma nosotros (los “portadores” de las remeras y los que nos abrazaron y besaron) los volvimos vocablos llenos de acompañamiento, amor y sobretodo: Vida.
Y a los que nos invisibilizaron, a los que no se animaron… nada. Yo no soy quién para juzgar y estigmatizar. Ellxs pudieron no haberse acercado pero si o si tuvieron que pensar, tuvieron que reflexionar sobre el tema. Leernos el pecho, decidir alejarse, todo esto seguro los hizo replantearse su postura frente al bicho. De esto si se habla, aunque sea consigo mismo. Aún mejor, empezando por unx mismo.
Por eso también para mí fue importante compartir esta acción con mis amigxs. Poder cerrar la tarde escuchando qué les pasó a ellxs durante ese rato que tuvieron el virus. En el video que editamos se los puede escuchar, en como nos abrazamos lo pude entender.
Soy fuerte, sonrío y sigo. En un momento le pasé la remera a uno de los chicos. Mientras me la sacaba pensaba lo bueno que sería poder sacarse el HIV de la misma forma. Sería excelente, pero no.
Lejos de buscar un lugar marginal, de lástima, de estigma social o de vergüenza, yo, convertido en nosotrxs decidí(mos) salir a la calle. Ver que pasa en el otro, que pasaba en nuestra mismidad y el resultado fue increíble, lleno de fuerza, con mucho menos prejuicios de los que creíamos. Quizás yo era el que más prejuicio tenía. O miedo, no sé.
El HIV hace rato dejó de ser cosa de putos, prostitutas, travas y presos. Hoy en día se lo ve en familias, en heterosexuales, en todas las edades, en todas las clases sociales. Esta situación de mierda solo se puede revertir informando y cuidándose. Negarlo contagia.
Y una vez contraído, se lo encara y se sigue viviendo (con él). Esto de tratar al portador como un sentenciado a muerte es ridículo. Hay que tratarse, hay que comprometerse con el cuerpo por no haberlo hecho anteriormente y por sobretodo y aunque suene irónico: Ser positivo (todxs, con o sin el bicho).
Acompañarnos, cuidarnos mutuamente, querernos, compartirnos, estas son las cosas que curan. El amor cura. Es el mejor remedio y del que nadie debería estar exento, y ya no hablo de + o -, el amor tiene que estar siempre. Como lo estuvo en todos los abrazos dados y recibidos, como estuvo el primero de Diciembre entre nosotrxs. Como está en cada momento en el que optamos librarnos de pesos, estigmas y prejuicios y elegimos lo más importante de l mundo: Vivir con amor. Y con risa. Y con amigxs. Y con fuerza.
Yo elijo vivir.








(Si te copó lo que hicimos, o si no. Si estás de acuerdo con nosotrxs, o si no. Como sea, hacete el test periódicamente. Al VIH mejor agarrarlo a tiempo.)
Gracias Effy, Brenda, Pao, Diego, Ale, Pájaro, Cama, Luciano, María, Pipy, Iván, Josefina, Rubén, Limo, Teencho, Julio


Fuente: SentidoG

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