
Se hace tan duro a veces vivir en este mundo… Convivir con animales como Raúl López, Fabián Mora, Patricio Ahumada o Alejandro Angulo. Raúl López dijo que, cuando le rompieron la pierna a Daniel “sonaron como unos huesos de pollo, y como ya el muchacho estaba muy mal, nos fuimos cada uno por su lado”. A Daniel le dieron golpes hasta que perdió el conocimiento. Apagaron cigarrillos en su cuerpo, le destrozaron la cara (no puedo ni imaginarlo), le tiraron piedras en el estómago, en la cara otra vez… Le arrancaron un trozo de oreja. Rompieron una botella en su cabeza. De nuevo su cabeza: debió ser difícil para los asesinos acabar con tanta belleza, con sus ojos, sobre todo con sus ojos. Con los cristales dibujaron tres esvásticas en su piel, por si quedaban dudas. Usaron una de sus piernas como palanca hasta que se rompió. Los médicos han dicho que sus órganos están tan estropeados que ni sirven para la donación.
No sé por qué me ha afectado tanto la muerte de Daniel, quizá porque evolucionaba favorablemente y pensé que se salvaría. Me he sentido tan cerca de Daniel que cuando leí la noticia sobre su muerte cerebral fue como si hubiera sido la de un hijo mío. Quizá lo era de todas formas. Nuestro hijo chileno.
Quizá saber que las últimas palabras de Daniel habrían sido dichas en mi lengua materna me acerca más al caso: quizá dijo “socorro”, “ayuda” o “mamá”. Esta vez no fue en Laramie (Wyoming) ni en un suburbio de Bagdad de nombre impronunciable, tan lejano quizá por eso, sino en el Parque de San Borja, en el centro de Santiago de Chile. De poco le valió a Daniel la santa advocación del parque, ni eso le valió. Los insultos de los asesinos habrían sido entendidos por mí sin traducción. Su odio no, claro: eso jamás lo entenderé. A Daniel le torturaron y asesinaron por ser homosexual: un delito de odio, que no es más que una forma de materializar una acción incitada por los que lanzan la piedra y esconden la mano. De nada sirve castigar al descerebrado ejecutor si no se ataja el problema desde la raíz, desde el que lanza la piedra.
Es intolerable que en España, el Tribunal Constitucional lleve más de seis años discutiendo sobre un tema que queda meridianamente claro en el Artículo 14 de la Constitución: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquiera otra condición o circunstancia personal o social. Cualquiera que no entienda esto alienta a los que mataron a Daniel Zamudio. Como los mensajes de odio lanzados desde los púlpitos de muchas religiones (con escrupuloso cuidado algunas de ellas: “os queremos pero sois un error”).

Daniel, que la tierra te sea leve puesto que tú antes fuiste leve, tan leve, con ella.
Fuente: Dos Manzanas
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ResponderEliminarGracias por tus palabras, me han emocionado porque yo también estoy horrorizado, triste y muy cabreado por lo ocurrido a Daniel.
ResponderEliminarIntento comprender porqué esos HDP pudieron ensañarse de esa manera con otro ser humano, y por más que lo intento no le encuentro ni un mínimo de comprensión a semejante salvajada, no tengo piedad ni misericordia para esos asesinos. Sólo les deseo que sufran todo el mal que han ocasionado, que se pasen el resto de sus miserables vidas entre horribles sufrimientos y una vez que mueran como las malas bestias que son, se pasen la eternidad en el peor de los infiernos que la imaginación del hombre haya logrado crear.
Daniel, mi recuerdo es para ti, espero que allá donde te hayas ido, seas feliz y estés en paz.
Un beso enorme para ti, Daniel, y otro para tod@s los que lean este artículo y te recuerden.
Gracias.
Todo lo que uno da en la vida luego te regresa, y todo el dolor que han ocasionado estos, no se ni como llamarlos, les llegara lo suyo. Pero no de nuestra mano, sino de la del de arriba...
EliminarLástima que "el de arriba" en el que no creo y nunca he creído, se meta tan poquito en lo que sucede con su presunta creación.
EliminarY por favor, ni menciones lo del libre albedrío, porque me parto de la risa.
Lo lamentable de todo esto, es que probablemente los salvajes esos que han asesinado a Daniel, lo justificaran, gracias a la crencia en "el de arriba" o a las palabras que sus representantes en este desgraciado mundo, dicen que son las suyas.
No escribo esto ni contra ti, Max Gonzales, ni contra las creencias que tú o muchísimas personas puedan tener, simplemente trato de reflexionar sobre algo en lo que no creo y que me desagrada profundamente.
Un afectuoso saludo para ti.
Si, siendo sincero, no soy el mas creyente de todos...
EliminarSoy mas creyente en lo comprobable que en lo místico...
Pero todas las opiniones son escuchadas, ya que son los puntos de vista de cada uno, y me interesa conocerlos.
Bueno amigo Dicking te mando un fuerte abrazo.