
Si el Congreso hubiese demorado un año más en aprobar la ley de matrimonio igualitario, Elva no habría podido cumplir el sueño de su vida. A los setenta años, esta jubilada de Azul y su mujer esperaban ansiosas que la nueva ley les dijera que, por fin, se podían casar. Hoy, ella es una de las primeras viudas reconocidas: lamentablemente, su mujer falleció poco después de la boda.
Luis todavía está soltero. Su hijo adoptivo, Daniel, sorprendió a los senadores cuando, cansado de escuchar por televisión las barbaridades que se decían sobre los gays que adoptan niños, fue al Congreso a reclamar que lo escucharan. Quería decirles que él era muy feliz con su papá gay, que eran una familia como cualquiera y que quería tener los mismos derechos que los demás pibes de su edad, porque era eso y no otra cosa lo que estaba en discusión. La senadora Negre de Alonso no le permitió hablar en las audiencias, pero su padre pudo leer una carta suya y fue a la televisión para decirles a quienes quisieran escucharlo que era mentira que los gays no podían adoptar. Claro que podían, y no había ninguna ley que lo prohibiera.
También podían tener hijos. Como Karina y Silvina, que tuvieron dos niñas por fertilización asistida, o Javier, que decidió tener un hijo con una mujer y lo crían juntos con su pareja varón, compartiendo los días con la mamá biológica. La historia de Chloe es distinta: saber que su papá es gay fue una sorpresa. Cuando tenía diez años, papá y mamá se separaron, y poco después, papá se fue a vivir con otro hombre. Ahora, con quince años, Chloe vive con ellos.
Hasta el debate de la ley de matrimonio igualitario, historias como estas eran casi siempre invisibles. Cuando se hablaba de la familia, muchas familias quedaban afuera. De hecho, quienes se oponían a que familias como la de Elva, la de Luis o la de Karina y Silvina tuvieran los mismos derechos que las demás decían que lo hacían “en defensa de la familia”, que al parecer era otra familia, no las de ellos. Ahora, afuera de los armarios y con sus derechos reconocidos, estas familias se animan a contar su historia.
“Hay tanta diversidad que la única forma de enseñarles a los chicos que la familia es un papá, una mamá y dos nenes es mintiendo y ocultando la realidad”, dice la legisladora porteña electa María Rachid, ex presidenta de la Federación Argentina LGBT. Su testimonio, como el de Elva, Daniel, Karina, Silvina, Javier y Chloe, forman parte del documental Familias por igual, de Rodolfo Moro y Marcos Duszczak, que se estrena en diciembre. También participan del documental la diputada Vilma Ibarra, coautora de la ley de matrimonio igualitario, la ex presidenta del INADI, María José Lubertino, el periodista Osvaldo Bazán, abogados, jueces, educadores, psicólogos y activistas.
Fuente: SentidoG