
-¿Conoces Greenpeace?-Me preguntó la chica cuando se me acercó con la carpeta en la mano y una sonrisa más falsa que las tetas de Miss Hawaii.
-Algo he escuchado.-Le contesté acelerando el paso.
-¿Tienes un minuto?
-Lo siento, ando con prisas.
Sin embargo, unos pasos más adelante, se me acercó otro chico con la misma pregunta.
-¿Conoces Greenpeace?
-No, pero no me importaría conocerte a ti.
-¿Tienes un minuto?-Me dijo de manera automática.
-Si es contigo, todos los que quieras.
-Pues te explico…
-Pero primero dime que aceptarás tomar un café conmigo.-Le dije, mirando su sonrisa congelada en ese hermoso rostro juvenil.
-Ahora no puedo, estoy trabajando.
-Pues dime a qué horas sales de trabajar y te paso a recoger por aquí mismo.
-Pero al menos déjame explicarte lo que es Greenpeace.
-Hombre, que lo sé muy bien, es lo de salvar el planeta y las ballenas y una cantidad de teoría muy bonita que si se llevara a la práctica este mundo no se estaría yendo a la mierda.
-Tío, pero no puedes pensar así.-Me dijo.
-¿Has mirado a tu alrededor? ¿Has visto las noticias? ¿Te das cuenta de cómo nos vamos hundiendo? ¿Has visto las medidas nuevas tu presidente?
-¡Pero eso no es culpa de Greenpeace, tío!
-Y mía tampoco, y dudo que sea culpa tuya.-Le dije con deseos de tomarlo en mis brazos y llevármelo hasta mi guarida.
-Pero tío, al menos déjame explicarte de lo que se trata esto.
-Dale, explícame, pero te advierto que si me mencionas la ecología y las ballenas, o si mencionas a una tortuguita antigua en Galápagos, tendrás que irte ahora mismo a tomar el café conmigo.
-Tío, pero dame libertad de expresión, que tengo que hacer mi trabajo.
-¿Puedes responderme a una pregunta?
-Claro, tío, a lo que quieras.-Me dijo, dudoso.
-¿Hacen casting para escoger a los chicos más guapos de Madrid para que nos paren en las calles?
-…
-No te sonrojes, sabes que es así. Nunca he visto a uno solo de ustedes que sea feo. Todos son chicos hermosos, guapísimos, con una hermosa sonrisa que lamentablemente suele ser ficticia. A ver, ¿por qué me sonríes cuando me preguntas si conozco a Greenpeace?
-Pues por ser simpático, tío. Nos entrenan para ser amables.
-¡¿Amables?! Yo diría más bien que nos acosan en las calles. No les importa que andemos con rapidez, que estemos en medio de una conversación con otra persona o en el móvil, siempre nos abordan y nos preguntan lo mismo. ¿Crees que a todo el mundo nos interesa saber lo que es Greenpeace?
-Tío, pero no te pongas así, que era sólo una pregunta, chaval.
-El problema no es la primera pregunta, es lo que viene después, cuando no mostramos el más mínimo interés. Continúan con el acoso casi denunciable, caminan a nuestro lado, nos quitan la paz a los transeúntes, no podemos caminar tranquilos sin que nos caigan encima como una de las tantas pestes que cayeron en el mundo cuando el Antiguo Testamento. ¿Te parece eso normal y agradable? ¿Te parece eso que es ser amable?
-Tío, lo siento, no era mi intención molestarte.
-¿Cómo te llamas?
-Javi.
-Un gusto, Javi. Tú no me molestas, pero si multiplicas a un Javi por diez en una sola cuadra, ¿no crees que tengo derecho a sentirme agobiado?
-No era mi intención…
-Tal vez no es la intención de ninguno de ustedes. Si te pica un mosquito, bueno, pues pasa, pero en el momento en que te pican diez, ¿no te desesperas?
-Pues sí, tío.
-Entonces me estás dando la razón.
-Pues no, pero entiendo tu punto de vista, tío.
-¿Entonces te tomarás el café conmigo?-Volví a preguntarle.
-Es que no puedo, tío, estoy trabajando.
-¿A qué horas sales?
-No tomo café.
-Pues una caña, o lo que quieras tomar. Lo que quiero es tenerte frente a mí sin que la curiosa de tu compañera de Greenpeace nos esté mirando como lo está haciendo desde aquella esquina, y te aseguro que no tiene ya la sonrisa de antes.
-Salgo a las seis.
-A las seis menos cinco estaré aquí recogiéndote, y nos vamos a tomar alguna caña por ahí, ¿vale?
-¿Me dejarás explicarte lo que es Greenpeace?
-¡Por la mierda! Lo tuyo es casi una obsesión. Eso ya lo hablaremos más adelante. Tú me explicas eso, y yo te explicaré unas cuantas cosas más que quiero que sepas. Te veo en un rato.
-¡Vale! Hasta ahora, tío.
-Hasta ahora, Javi.
Fuente: Universo Gay