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11 de julio de 2012

“Una ley no va a cambiar a un católico acérrimo”

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A Vida,
de Pietro Salemme

Primero fue la burlada
la mal parida
la innominada
la castrada
la niña de las telenovelas que moría en cada capítulo
la culpable de la mirada de los otros

Después fue la burlada
la ambigua
la mal nombrada
la que nunca adolescía
la muchacha de las canciones que le cantan al amor perdido
la atea de las tantas cruces

Después fue la burlada
pero ignorada
después fue la burlada
pero escondida
después fue la burlada
pero invisible
después fue la burlada
pero mejor lejos

Ahora es la del diario
la del nombre que te da risa
el/la travesti según te quepa el artículo en la cabeza
la usurpadora del género
la que trae un nombre anterior al nombre
la burlada

Y es que ahora
sólo queda tu burla idiota
la blasfemia de tu rosario de insatisfacciones
la hipocresía de tu infamia
la nimiedad de tu vida
la rotunda estupidez de alma empobrecida
la burlita efímera que lanzas desde el anonimato
y el anonimato es eso, un ano que ni mata y por el que nadie mata.

No vas a ver a la niña, ni a la chica, ni a la adolescente danzante,
ni a la joven artista, ni a la maestra y sus alumnos,
ni a la amiga nocturna,
ni a la infatigable persona,
ni al escándalo de mujer
ni a la compañera militante,
ni la actriz de talones gastados,
ni a la novia del médico mal medicado,
ni a la dama grande que porque no la ves nunca te hará reír
porque tu burla te aleja, te deja solo y reducido
y si vieras… si miraras… estoy seguro de que ella te haría reír, soñar y emocionar.

De Pietro Salemme para Vida Morant, abril 2011


Elegí este poema porque retrata con fidelidad a Vida, su impronta, su talento, su historia; también es acertada la sensación de lo que se pierden sus detractores, que no han sido pocos.




El día que conversamos con Vida para esta entrevista ella estaba a poco de estrenar Vacías. Cuando el escenario quedó silencioso y se apagaron las luces y las actrices se fueron a los camarines empezamos a conversar sobre la trayectoria de quien se define como profesora de arte dramático, coaching de oratoria, psicodramatista, actriz, dramaturga. También montó su propia compañía de teatro independiente, Escénika, arte y diversidad y también co-conduce El Vahído, el programa de radio del que hemos hablado varias veces en Boquitas pintadas.

Sobre su identidad de género, manifiesta en su perfil de Facebook: “Mujer transgénero…(dice la ciencia?…buá)”.

- ¿Cómo llegaste a la actuación?

- Empecé estudiando psicología en la UBA. Pero en un momento decidí encauzar el primer deseo más mío, la actuación y hacerlo en una carrera, quería “recibirme”. Empecé actuación mientras estaba en psicología.

- ¿Tenías ya tu identidad de mujer? Me refiero al cambio físico…

- Es importante la diferencia. Porque la identidad es siempre una, se va construyendo como la capa de una cebolla dice Freud. Cuando entré a la facultad a los 17 años empecé con algunos cambios, el definitivo fue hacia los 22 ó 23. Se fue construyendo de a poco hasta que me pude apropiar enteramente en todos los espacios, llamarme Vida y ser Vida en todos los espacios.

- ¿Cómo fue estudiar y estar con tu cuerpo en proceso de cambio?

- En realidad es una pregunta que la deberían responder los otros: cómo era para ellos tener una identidad trans dentro de un ambiente determinado. Por mi experiencia, las miradas van cambiando de acuerdo a los espacios y a los actores de esos escenarios. En la Facultad de Psicología no fue hostil, es decir, no fue fácil, obvio, pero no fue imposible. Será que en los espacios en donde yo tenía permanencia fui respetada. Por ahí en lugares a los que iba y venía sí escuchaba cualquier ofensa, me trataban mal, como a cualquier trans, pero ahí no. Donde lograba instaurarme y hacerme conocer tuve la suerte de ser muy respetada y muy querida también.

- Esto pese a no tener tu DNI…

- No, yo al DNI lo tengo desde abril del año pasado.

- ¿Cómo cambió tu vida desde entonces?

- Mirá, cambió tener el DNI porque dejé de ser una muerta civil. Antes tenía un documento que no me representaba. Entonces, mandar un correo, abrir una cuenta, lo que sea era someterme a que me preguntaran quién era la persona del DNI. Pero no resuelve todo, ni siquiera la ley de identidad de género, que es muy importante y más abarcativa, lo resuelve.

- ¿Qué falta ahora?

- Una ley no puede llenar los huecos oscuros de los lugares subjetivos de la sociedad, no va a cambiar la mentalidad del católico acérrimo (hay católicos que tienen contemplación, no etiqueto, pero por lo general…). La ley no va a erradicar la discriminación, pero por lo menos ampara un marco de legalidad y de visibilidad a nuestras identidades. Existimos. Hoy podemos tener una cuenta en un banco, podemos mostrar el DNI, si estamos internadas en un hospital podemos estar en salas de mujeres.



- ¿Sentís que tu vida es un poco excepcional comparado con el común de las personas trans? Pudiste estudiar, llegaste a ser actriz…

- Un poco la obra [Vacías] cuenta eso. Cuando se dice de la vulnerabilidad se mira en otra parte. Yo quizá no pertenezco al sector más vulnerado dentro del colectivo trans, que son las chicas travestis expuestas al riesgo de la calle, la prostitución y la pobreza, pero a mí nunca nadie me regaló nada. Empecé a trabajar desde muy chiquita, desde los 17, y estuve rodando de acá para allá. Tuve situaciones muy hostiles en mi familia, viví en pensiones, fui paseadora de perros, comí mucho arroz, limpié casas de familia, me arrodillé a fregar pisos. No es mejor ni peor que otras experiencias, pero la vulnerabilidad no está sólo en las rutas: está adentro de uno y es con lo que una tiene que luchar. Yo he decidido no quedarme en ese lugar de vulnerabilidad.

- ¿De dónde sacaste fuerzas?

- Me ayudó la despatologización. Yo me dije: ‘No soy una persona enferma’, por más de que muchas miradas recurrían a mí como una persona enferma a la que había que hacerle psicodiagnósticos. Siempre supe que yo estaba sana, que era muy sano lo que sentía porque respondía a mi verdadero deseo; me sentí tranquila y con fuerza para luchar.

- ¿Escuchaste mucho esto de ‘No vas a poder’?

- Sí, y me lo siguen diciendo. Esos discursos hoy han mermado un poco, pero cuando era chica era todo más difícil y me afectaba más, estaba más desprotegida, no tenía herramientas. Hoy por hoy soy una activista trans, así que ese es un motivo por el cual una encuentra un motor para seguir construyendo.

- ¿El teatro es una forma de militar para vos?

- Sí, de hecho no voy mucho a marchas porque soy un poco fóbica cuando hay mucha gente. He ido a algunas marchas particulares, pero en general no estoy en los tumultos ni me subo a un escenario a dar discursos, salvo que tenga algo elaborado. Si me subo a un escenario es en el teatro. Esta es una manera de ser activista porque no nos posicionamos sólo como actrices sino como comunicadoras sociales, queremos comunicar desde la teatralidad. Nuestras obras siempre vienen a contar algo.

- En Vacías hablás de la feminidad, ¿qué otros temas tocaste en tus obras?

- Siempre tienen que ver con temas trascendentales. Por ahí hago como trilogías, tomo un tema y lo cuento en obras distintas. Por ejemplo, esta es mi primera obra sobre género, pero seguro habrá más porque no puedo abordar todo, me faltan perspectivas para contar. He hablado en otras obras sobre la soledad, el deseo (la imposibilidad de apropiarse del deseo).


 - ¿La radio cómo entra en tu vida?

- De casualidad. No estaba en mis planes hacer radio, de hecho soy mujer de teatro. Había tenido una experiencia como actriz hace años en la FM de Radio Nacional, hacía un personaje. Un día en la inauguración de la plaza Carlos Jáuregui, Gustavo Pecoraro, director y fundador de El Vahído, me descubre, me cita para hacerme una entrevista y me tira la propuesta de ser la conductora de El Vahído.

- ¿Qué es para vos actuar, comunicar?

- Siempre busqué un espacio para comunicar, para desplegar la creatividad, para regalar alegría. Me conmueve la inocencia de los espectadores, esa entrega tan apacible que tienen para que una les haga el mimo desde el humor. Actuar para mí es un acto de amor.

Vida se emociona. Dice que nunca se había escuchado dar esta definición.




Fuente: Boquitas Pintadas

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