“Espero que tu llamada no haya sido para recibir mi bendición por tu estilo de vida degradante. Tengo buenos recuerdos en el tiempo que pasamos juntos, pero todo eso quedó en el pasado”, continúa la carta.
“No esperes conversar conmigo. No habrá comunicación en absoluto. No te iré a visitar, ni yo te quiero en mi casa. Tú hiciste tu elección, aunque pueda ser la incorrecta. Dios no tenía la intención de ese estilo de vida antinatural. Si decides no asistir a mi funeral, mi familia y amigos van a entender. Ten buenos cumpleaños y una buena vida. Cualquier intercambio de regalos no será aceptado. Adiós, papá”.