Pedro Barra Fuenzalida
Si alguien me gritara en la calle ¡Maricón!...¡Amariconao!, sería el motivo perfecto para demostrarle al personaje, que esas dos palabras no tienen el mismo significado.
Lo de maricón pasa, porque es como cuando a la Gladys Marín, le gritaban comunista, era comunista y yo soy maricón, pero del poto no de la cabeza. Amariconao nada, no se lo permitiría, y el vuelto que recibiría por hablar de lo que no sabe, sería escuchar lo que no quiere.
En el programa de TVN el Juego del Miedo, dos participantes enroscados en una pelea, la hicieron de oro en la promoción comercial, cuando uno le gritaba al otro ¡Maricón!, ¡Amariconao!, como el mayor insulto al que podía recurrir.
Nadie le habrá enseñado a ese picante que ser maricón es vivir la vida con valentía, orgullo y dignidad, para enfrentarse a diario con homófobos como él. Nadie le habrá enseñado a Yerko Ardiles (23 años, sin religión) que lo que verdaderamente quiso decir, con su pobre manejo del lenguaje, fue desleal y traidor. No. Nadie le enseño, pero este “Maricón”, hoy le pondrá los puntos sobres la íes.
No voy a car en el análisis semántico de la palabra ni en la diferencia que los “maricones” si conocemos entre homosexual y “maricón”, porque sería muy latero y obvio el comentario, prefiero asumir un nivel distinto al profesional y como chileno bien parío gritarle desde mi tribuna que prefiero ser “maricón” y no un mediocre.
No me interesa Yerko asumir un rol pedagógico contigo y enseñarte que leer es necesario para mejorar el vocabulario, porque si te interesara estudiar, no te habrías metido en un encierro, voluntario y pobre, en las ruinas de un hospital que de fantasmagórico no tiene nada.
Se perfectamente que tu nivel intelectual no es muy extenso, tu lenguaje da pistas sobre eso, pero más llamativo es ver tu comportamiento neurótico, descontrolado que te muestra en una faceta de maldad verbal interesante de analizar. La maldad es aterradora, y siempre es conveniente alejarse de ella, por lo cual de ti, voluntariamente escogería no tenerte cerca, ni en Fantasilandia, para evitar riesgos innecesarios de mezclarme con gente maligna.
Yo quiero gritar desde acá, que ser Maricón, en esta sociedad por Dios que implica ser valiente, digno y jugado, ser maricón en esta sociedad y no haberse escondido tras una sotana o en un matrimonio de fachada para mantener un trabajo, o una doble vida a costa de perderla, es ser tremendamente digno, por eso, yo quiero decir a viva voz, ¡SOY MARICÓN Y QUE!
Pero con ese grito también demuestro que no soy “AMARICONAO…”, con mi carrera demuestro que soy un elemento valioso para la sociedad, con mi vida exhibo aportes sociales que no me interesa detallar acá, pero tan importante como eso además, soy un buen hijo y quien es un buen hijo es un buen hombre, porque ser hombre, no es tener cinco mujeres y no hacer a ninguna feliz, ser hombre es dignificar la condición y yo lo hago.
¡SOY MARICÓN Y QUE……
Fuente: Gay Magazine
Si alguien me gritara en la calle ¡Maricón!...¡Amariconao!, sería el motivo perfecto para demostrarle al personaje, que esas dos palabras no tienen el mismo significado.Lo de maricón pasa, porque es como cuando a la Gladys Marín, le gritaban comunista, era comunista y yo soy maricón, pero del poto no de la cabeza. Amariconao nada, no se lo permitiría, y el vuelto que recibiría por hablar de lo que no sabe, sería escuchar lo que no quiere.
En el programa de TVN el Juego del Miedo, dos participantes enroscados en una pelea, la hicieron de oro en la promoción comercial, cuando uno le gritaba al otro ¡Maricón!, ¡Amariconao!, como el mayor insulto al que podía recurrir.
Nadie le habrá enseñado a ese picante que ser maricón es vivir la vida con valentía, orgullo y dignidad, para enfrentarse a diario con homófobos como él. Nadie le habrá enseñado a Yerko Ardiles (23 años, sin religión) que lo que verdaderamente quiso decir, con su pobre manejo del lenguaje, fue desleal y traidor. No. Nadie le enseño, pero este “Maricón”, hoy le pondrá los puntos sobres la íes.
No voy a car en el análisis semántico de la palabra ni en la diferencia que los “maricones” si conocemos entre homosexual y “maricón”, porque sería muy latero y obvio el comentario, prefiero asumir un nivel distinto al profesional y como chileno bien parío gritarle desde mi tribuna que prefiero ser “maricón” y no un mediocre.
No me interesa Yerko asumir un rol pedagógico contigo y enseñarte que leer es necesario para mejorar el vocabulario, porque si te interesara estudiar, no te habrías metido en un encierro, voluntario y pobre, en las ruinas de un hospital que de fantasmagórico no tiene nada.Se perfectamente que tu nivel intelectual no es muy extenso, tu lenguaje da pistas sobre eso, pero más llamativo es ver tu comportamiento neurótico, descontrolado que te muestra en una faceta de maldad verbal interesante de analizar. La maldad es aterradora, y siempre es conveniente alejarse de ella, por lo cual de ti, voluntariamente escogería no tenerte cerca, ni en Fantasilandia, para evitar riesgos innecesarios de mezclarme con gente maligna.
Yo quiero gritar desde acá, que ser Maricón, en esta sociedad por Dios que implica ser valiente, digno y jugado, ser maricón en esta sociedad y no haberse escondido tras una sotana o en un matrimonio de fachada para mantener un trabajo, o una doble vida a costa de perderla, es ser tremendamente digno, por eso, yo quiero decir a viva voz, ¡SOY MARICÓN Y QUE!
Pero con ese grito también demuestro que no soy “AMARICONAO…”, con mi carrera demuestro que soy un elemento valioso para la sociedad, con mi vida exhibo aportes sociales que no me interesa detallar acá, pero tan importante como eso además, soy un buen hijo y quien es un buen hijo es un buen hombre, porque ser hombre, no es tener cinco mujeres y no hacer a ninguna feliz, ser hombre es dignificar la condición y yo lo hago.
¡SOY MARICÓN Y QUE……
Fuente: Gay Magazine
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