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24 de julio de 2011

Amigos en el clóset: ¿una pseudo amistad?

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En Boquitas pintadas seguimos celebrando el día del amigo. Más allá de los comentarios en el blog, recibí varias historias muy lindas que me gustaría compartir con ustedes. Esta que nos acercó César me interesó porque invita a reflexionar sobre cuan amigas pueden ser dos personas si una de ellas es gay y no lo puede compartir en esa relación amistosa.

En la entrevista que tuvimos en LN Radio con el Lic. Alejandro Viedma él considera: “Se podría decir que una relación de este tipo es una pseudo amistad. Y se explaya: “No considero que sea una amistad verdadera. Porque uno siendo gay cae en la mentira, no a propósito sino como una proteccion personal, porque tiene miedo al rechazo del otro; pero es muy difícil tener un vínculo fluido si no se puede salir del clóset.”



Les dejo la historia de César para que ustedes saquen sus propias conclusiones


“Mi casi amigo Gael”

En cuarto año del técnico en donde cursé mi larga y nada querida secundaria, ingresa Gael. No era lindo sino más bien bastante aparatoso (de hecho portaba frenillos fijos muy vistosos!), pero la primera posibilidad de tener un amigo varón en el cole -ya que hasta ahí sólo había podido construir amistadas con chicas, tanto heterosexuales como lesbianas. Fue una relación rara de compañeros-amigos. Él era hetero y andaba permanentemente “hot” por ser virgen.

Justo compartimos los años –de los 15 a los 18- en que yo (me) negaba mi homosexualidad, cuestión que me complicaba el vínculo directo, sincero, abierto con él (y con casi todas las personas).

No creo haberme enamorado de Gael, pero algunas veces se me confundían las cosas, tal vez porque él no era el “típico pibe adolescente macho”, de hecho durante un tiempo, a pesar de vernos diariamente, tuvimos un intercambio epistolar, nos escribíamos cartas tiernas que nos las entregábamos en mano en el aula o en el recreo.

. El me contaba sus cosas, yo “las mías”, así, entre comillas, por tratarse varias de mentiras, como por ej, el estar de novio con una chica.

Con el pasar del tiempo, nos hicimos más cercanos, venía a pasar el día a mi casa y se quedaba a dormir.

Aclaro que nunca pasó nada (sexual). El delante mío se comportaba como cualquier hetero con otro amigo hetero; una vez se bañó (en las duchas del club en donde íbamos a hacer gimnasia) en mi presencia sin problemas. También me llegó a contar sobre sus poluciones nocturnas.

Fuimos al viaje de egresados en los 90, obviamente compartimos habitación, volvimos de Bariloche, terminamos (¡por suerte!) el horrible secundario, él se fue de vacaciones al exterior y yo a Santa Teresita con cinco amigas tortas y una trans. Me mandó una postal y me escribió desde el Pacífico y a su vuelta me vino a visitar a mi casa pero yo no estaba y… nunca más.

Diez años después me puse de novio con un chico y, un día paseando por el centro, nos choca. La cara de c… de Gael fue indisimulablemente adrede, me pasa su teléfono rápidamente y de mala manera para que (no) me lo acuerde de memoria. No lo llamé. Meses más tarde lo veo laburando en un puesto de diarios y no me animé a saludarlo.

Me encantaría reencontrarlo, explicarle mis días en aquella época, pedirle disculpas por actitudes mías (ej: mis inventos hetero-amorosos) por haberme encontrado dentro del maldito clóset. Lo Googleé y nada… ¿Me habrá buscado él en facebook? ¿Habrá salido eyectado despavorido al leer cosas de mi vida actual fuera del ropero? No lo sé.

Aunque sí sé que por momentos lo extraño.

César



Fuente: Boquitas Pintadas

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