La vida constantemente nos pone frente a personas maravillosas de las que ni nos percatamos. Igualmente, muchas veces damos por sentado que esas personas siempre estarán ahí, que las podremos encontrar en cualquier momento que las necesitemos.
Por otro lado, lamentablemente, la envidia y el egoísmo son cosas que también podemos encontrar a cada paso.
Hablar de valores, de principios, de la amistad, la sinceridad, el ser uno mismo, el procurar hacer el bien a los demás, no fingir ni pretender ser alguien que no somos, ni sentimos ni podremos llegar a ser, es y ha sido un tema que se puede prestar a desacuerdos y hasta a discusiones, porque cada uno, consciente o inconscientemente siempre quiere llevar la razón y ser los mejores.
El individuo que habla y habla de si mismo está siempre provocando gracia y/o descontento, porque siempre cae en lo mismo, busca el interés de la audiencia y la audiencia se contenta y hasta celebra, sin darse cuenta que lo que estas personas buscan es hacerse notar, el protagonismo o simplemente buscan la manera de hablar de su triste existencia despreciando disimuladamente a la gente que trata de tener principios.
La humildad y la sencillez son puertas que se abren al mundo, que es detestable la falsedad, la hipocresía, y el cinismo, aun sabiéndolo mucha gente se conforma y comparte, porque muchas veces es difícil ir de frente, hablar directamente de lo que no aceptamos ni nos gusta de una persona, o no aceptamos que nos digan las verdades, nuestras verdades, porque la verdad aunque no mata duele, no es fácil enfrentarse a como es uno, nos es difícil aceptarnos como somos y es difícil esperar que te quieran por lo que eres y no por fingir ser diferentes y agradar a los demás por lo que no somos.
Hablemos por ejemplo de la amistad. ¿Sabemos realmente qué es la amistad? ¿Qué es lo que nos hace ser un buen amigo? El ser amigo no significa acercarnos a alguien por interés, o porque no nos gusta estar solos, ser amigos es simplemente estar a su lado cuando más lo necesite aun sin que lo pida; es hablarle sin palabras, y dejarle saber por medio de nuestras acciones que pueden contar con nuestro apoyo, ser amigo no significa decir “te quiero” enfrente de otras personas, para luego hablar a sus espaldas tratando de que la desprecien o la dejen sola, todo esto empujados por los celos y la envidia, porque no soporta que alguien haga o consiga algo bueno producto de sus esfuerzos.
Si actuamos limpiamente nos daremos cuenta que no es necesario decir o pregonar lo que hacemos o podemos hacer, mucho menos esperar que alguien mas haga o triunfe para criticar aduciendo “hace lo que yo le enseñé”, “sin mí no sería lo que es”, “está donde se encuentra, porque yo no estoy más allí”, “ya no estoy allí, para darle la oportunidad de sobresalir”.
Hablamos muchas veces de amor y amistad y no sabemos ni lo que es, o lo utilizamos como “caballito de batalla” una estrategia realizada a conciencia por individuos que buscan sus propios fines, usan la palabra amistad como un medio muchas veces de acercamiento o simplemente tratan de enmendar un error, pero sin aceptar que se equivocaron, no se dan cuenta que la amistad con determinada persona y muchas veces con muchas personas dejó de existir cuando fallamos, cuando nos fallamos a nosotros mismos, al poner de manifiesto la prepotencia, la envidia y la falsedad.
Sucede lo mismo en el amor de pareja. Por ejemplo, un individuo que termina su relación en un intento de sentirse “realizado” con una nueva pareja, nunca aceptará que fue infiel por equivocación, siempre tendrá excusas y criticas para su ex pareja, para no aceptar culpas, para no aceptar que falló en su intento de empezar una nueva vida, o simplemente hará alarde de lo “felices” que son teniendo una relación ilícita, disfrazando sus frustraciones con una seguridad que está muy lejos de sentir.
En un mundo perfecto sería hermoso dar la cara y aceptar lo que no somos o simplemente aceptar equivocaciones y errores sin culpar a nadie, tratemos entonces de no esconder, disfrazar o disimular lo que somos y como somos. Aceptemos que siempre habrá alguien que sabe más que nosotros, que tiene más que nosotros, después de todo, cada uno posee y brilla por su propia luz, cada uno en su terreno es profesional, y lo dicho, ninguno puede imitar a ninguno por que somos únicos.
Reconozcamos y démosle mérito a cada persona, pensando siempre que en lo que yo no puedo, lo puede aquella otra persona que es la que menos habla, la que menos presume, la que trata de hacerse menos notable.
Fuente: Puebla Gay
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