El empresario Javier Checa sale al paso de las críticas y comentarios publicados en diversos medios de comunicación a raíz de la presentación de su proyecto de crear un punto de turismo gay en Moclinejo.
HACE unas semanas se hizo público el proyecto de turismo gay para Moclinejo que estoy preparando a petición y en colaboración con el ayuntamiento de esa bella localidad de la Axarquía. Podría decirse que fue uno de esos campanazos mediáticos de los que todos los políticos envidian, salió hasta en los telediarios -primera y segunda edición- de las televisiones públicas y privadas.
EVIDENTEMENTE, lo que se convirtió en noticia es una cosa, lo que los medios de comunicación pueden ofrecer otra. La realidad no es que no sea eso, que lo es, sino que va mucho más allá. Las respuestas de todo tipo no se hicieron esperar. Y, como siempre ocurre cada vez que se trata de una noticia que incluye la palabra gay, obtuvo un buen montón de comentarios adversos. Por supuesto, todos aclarando que “no hay nada que decir en contra de las personas homosexuales”. Quién habría de dudarlo, a estas alturas.
CONVIENE empezar por centrar y definir, aunque sea un resumen. Este proyecto consiste en crear una oferta turística para un sector social, ni más ni menos. Sabemos que existe el turismo familiar, el turismo de idiomas, el turismo de sol y playa, el turismo rural, el turismo de congresos, por existir existe hasta el turismo en zonas de guerra, para gente a la que le gustan las emociones muy fuertes… ¿Alguien duda de que Eurodisney y todas sus imitaciones, entre ellas unas cuantas se pueden hallar en España, es un negocio basado en la idea de turismo infantil como segmento de mercado?
NO son pecados ni guetos, son formas de especialización en segmentos, estacionales o permanentes, exclusivas o económicas, masivas o minoritarias. Tienen una función industrial y económica. Crean empleo y riqueza. Se radican porque tienen una base social, un sector y un nicho de mercado. A nadie se le ocurrirá a estas alturas decir que no sabe que existen hoteles para gais, centros turísticos para gais, estaciones de esquí para gais y cientos de miles de bares y restaurantes que, con diversas denominaciones -puntos de encuentro, locales de ambiente- existen en todas las ciudades y países donde los homosexuales viven en libertad, como ocurre en el nuestro.
Y aquí hay que detenerse. Dejando al margen cuestiones de partido, pero que sí tienen que ver con una determinada política. España tiene un enorme cartel como destino de turismo gay. Es un destino moclinejo consolidado, no un proyecto ni una posibilidad, es una realidad. Y de las buenas. Un prestigio que viene de hace años, porque en este país el turista exterior siempre ha encontrado una libertad que no pocas veces se negaba a los nativos. Pero ya no es así. Desde que se extiende la legalidad del matrimonio a las personas del mismo sexo, España ha subido muchísimos enteros en la cotización entre homosexuales de todo el mundo. Para cualquier gay europeo o americano, este es un país que representa libertad y dignidad. Pueden observarlo quienes tengan interés. Y les puedo asegurar que, después de pasar aproximadamente tres meses al año en el extranjero por mi actividad profesional, esto es un hecho que no debería pasar desapercibido en ningún sentido. Es, además de un motivo de legítimo orgullo, una oportunidad de negocio. Y no hay nada deshonroso en reconocerlo y aprovecharlo.
EL segmento gay es como todos los demás del sector turístico. No basta con construir un edificio de apartamentos. Hay que crear proyectos con contenido. Orientado, por supuesto, no creados arbitrariamente ni aplicados de forma gratuita y sin criterio. De ahí viene que para Moclinejo hayamos propuesto una residencia para gais de la tercera edad, un museo del sexo y servicios en general.
POR supuesto, con la intención de adecuarse a la demanda de un público gay. Pues claro. Y en esto hay que decir las cosas por su nombre. Casi todas las críticas a este proyecto vienen de heterosexuales que “no tienen nada en contra de los homosexuales”, pero no se privan de decir cómo tenemos que vivir o disfrutar de la vida o conducirla quienes sí lo somos. Es uno de esos resabios que quedan en una sociedad democrática y libre como es esta: hay quien cree que le puede decir a otros como deben vivir, porque pertenecen al sector que siempre ha estado en posición de hacerlo. Pues no. Somos los homosexuales quienes decidimos cómo vivir, cómo divertirnos, cómo pasar la vejez y cómo morirnos, si llega el caso (seguro que ya saben que hay homosexuales inmortales).
NO es la primera vez que alguien del PP me acusa de crear guetos sin darse cuenta de que se refieren a actividades que salen en todos los medios de comunicación. Pero no tantas se me reprochan, desde ese partido de la derecha más formal, por mis actividades empresariales. Porque hay homosexuales de todo tipo. Incluso entre los homosexuales hay empresarios que saben lo que quieren y pueden hacer porque, más que guiarse por su condición sexual, se guían por su profesionalidad y su confianza en que el dinero, el empleo y la riqueza se generan trabajando.
Respuesta a Puri Pineda
NI se me ha pasado por la cabeza responder nunca a esta clase de comentarios. Pero mira por dónde, encuentro en EL OBSERVADOR un artículo cuya autora es Purificación Pineda, que firma como “doctora en Filología Clásica”, pero no dice que es la directora general del Área de Igualdad de Oportunidades del Ayuntamiento de Málaga. Está en su derecho de informar de lo que le dé la gana sobre su persona, aun siendo ese silloncito en un cargo público lo que oculta.
EN su artículo, esta señora da a conocer su autorizada opinión sobre el proyecto. Se basa exclusivamente en lo que ha leído en un periódico, afirma. Probablemente sepa de la gran repercusión mediática de la propuesta de turismo gay en Moclinejo. De lo contrario, veo difícil ese interés en comentarlo. También afirma haber hablado con diversas personas del colectivo homosexual, y ha encontrado, asómbrense y pónganse casco: diferencia de opiniones. Tremendo. Pregunta a varias personas y cada una opina una cosa distinta. Algo malo debe de haber cuando no todo el mundo piensa exactamente lo mismo.
DE hecho, hay una cosa muy curiosa en la lógica de Pineda que se supone que tendrá lógica, la doctora clásica. Según parece hay diversidad de opiniones pero un alto nivel de coincidencia en la idea de la pluralidad del mundo homosexual. Esto, así a simple vista podría orientarla para llegar a pensar, con la inestimable ayuda de tantas consultas realizadas, que no existe un “colectivo homosexual”. Existen personas que coinciden en su condición homosexual, pero en ningún modo existe ese espíritu colectivo.
LA doctora seguro que no cree nada de lo que yo le diga, pero creo que, salvo ella, nadie pensarápurificacion_pineda que es falso: conozco desde dentro el mundo homosexual y su pluralidad y diversidad de ambientes. Podrá encontrar homosexuales ricos y sofisticados de esos que salen en las películas y que responden a la etiqueta gay. También existen homosexuales entre los trabajadores del campo y entre las amas de casa. Si tiene problemas sobre la definición de la homosexualidad puede siempre quedarse con la idea de que los homosexuales son personas y, como todo en la vida, las hay en todos lados y de todo pelaje. Pero esto ya lo sabía la doctora, que para eso ya había hecho su sondeo personal y era en lo único que coincidían sus encuestados.
DE lo mejorcito del artículo de la doctora, esta declaración: “Entre las personas que defienden la propuesta he encontrado argumentos sobre la pluralidad del colectivo homosexual: parejas estables, osos, dragqueens, etc. Y, la verdad, no he entendido muy bien qué querían argumentar con eso”. La respuesta es muy sencilla: alma de cántaro, si eres tan consciente de no haber entendido muy bien, ¿pa qué te metes en ná? Intenta enterarte primero, porque si no, parece que estás buscando notoriedad en un sitio donde lo que mejor puedes hacer es pasar desapercibida.
HAY una afirmación, finalmente, que obliga a ponerse serios, qué pena. Hasta ahora todo era más o menos de risa. Pero va la doctora y dice, después de reivindicar una absoluta igualdad para todas las personas al margen de su condición sexual: “Y el argumento de que hay muchas formas de entender la vida entre los homosexuales no me sirve, porque también hay muchas formas de entenderla entre los heteros: casados, parejas de hecho, de derecho, solteros y solteras más o menos promiscuos, célibes, personas dedicadas a la prostitución, etc”.
AQUÍ no vamos con paños calientes. Si la doctora directora –del Área de Igualdad de Oportunidades- cree que las personas dedicadas a la prostitución lo que hacen es desarrollar una opción de vida, no queda más remedio que pedirle que vuelva a la escuela y deje el ayuntamiento. Doctora Pineda, si lo que sabe de homosexuales es lo mismo que sabe de opciones de vida sexual y de la libertad de opción entre las personas dedicadas a la prostitución, mejor tire para su casa. Y no parece otra cosa, señora Pineda.
Fuente: Frecuencia Gay
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