
La estrella del pop abiertamente gay ‘Azis’ha anunciado su intención de marcharse de Bulgaria a causa del creciente clima de racismo y homofobia que vive en el país balcánico, miembro de la Unión Europea desde el año 2007.
Azis (Азис), cantante y presentador de televisión de etnia gitana, ha denunciado el racismo y la exclusión que sufren las minorías en su país. ‘Estoy completamente harto de este país. Harto y disgustado de la homofobia y del racismo… Me voy pero no diré dónde‘, ha declarado. Azis es toda una estrella en su país, donde se le considera el rey del pop-folk búlgaro o ‘chalga‘, un género de música popular que recoge elementos folclóricos serbios, griegos, turcos, andaluces y árabes, y que hace furor en Bulgaria desde la caída del comunismo.
En un país tan conservador como Bulgaria el cantante se ha dado a conocer por su desbordante personalidad y un estilo personal y variopinto que incluye ropas de colores chillones, maquillajes elaborados y cuidadas puestas en escena, que le han convertido además en un “icono gay” en toda regla. El cantante, que ha sufrido en sus carnes la doble discriminación que supone ser gitano y gay, ha utilizado su imagen mediática para apoyar campañas de igualdad y contra el racismo. En 2006 celebró una ceremonia de boda con su novio, Niki Kitaetsa (una unión no reconocida jurídicamente) y, juntos protagonizaron, besándose, una campaña contra la homofobia que desató las iras del entonces alcalde de Sofía y actual primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, que ordenó su retirada.
Con sus declaraciones el cantante ha puesto de manifiesto el grave problema de racismo que vive Bulgaria en estos momentos. El pasado septiembre, Amnistía Internacional solicitaba al Gobierno búlgaro que actuara con fuerza para detener la ola de ataques antigitanos. Hace tan solo unos días, la Unión de Fútbol de Bulgaria ha sido sancionada por los cánticos abiertamente racistas de los hinchas de la selección búlgara en un partido contra Inglaterra. La homofobia de la sociedad búlgara no se queda atrás. En julio recogíamos como el Tribunal Supremo búlgaro daba la razón a un grupo de activistas LGTB que habían denunciado una ordenanza municipal que prohibía mostrar en público la orientación sexual. En 2010, los promotores de esa misma ordenanza habían sido condecorados por el obispo ortodoxo de Plovdiv por su ‘defensa de los valores cristianos, de la moralidad y la espiritualidad ortodoxa y la santidad del matrimonio y la familia’.
A la vista de la situación descrita no es sorprendente que Bulgaria haya obtenido solo dos puntos en el Rainbow Index (“Índice Arco Iris”) elaborado por ILGA Europe.
Fuente: ENEWSPAPER















