Comienzo en la vida sexual... ¿a qué edad?

Ahora los debates están en la calle, en las redes y en las tertulias mediáticas. Armas, amantes, conductas no ejemplares, divorcios que deberían ser y no son, criaturas cazando, adultos haciendo el ridículo y luego pedir perdón como niños, broncas retransmitidas en directo, gestos feos. En fin, hay de todo y poco bonito.

Vamos a centrarnos en la edad para comenzar a tener relaciones sexuales ya que veo a mi alrededor que cada día son más tempranas y menos bien informadas. No me produce miedo la libertad sexual, pero me da pavor la cantidad de muy jóvenes sin información, sin conocimientos elementales de educación sexual y sin acceso a la protección y sentido responsable de libertad que necesitan para embarazos y enfermedades.

Las personas expertas en esta materia aconsejan que a partir de los dieciséis años los cuerpos ya están desarrollados y las mentes capacitadas. Vale, pero no educadas y tampoco dotadas de información suficiente . Y no lo que se ve en la tele son las pautas a seguir.

El amor adolescente es bello, es limpio, es inocencia de laboratorio, es una estela de recuerdos que luego permanecen en la mente para toda la vida. Algunas veces para condicionarla y otras solo como referente. Me encantan los parques en primavera llenos de parejas enlazadas en el césped, lo único que no les cuesta dinero, ensamblando sus cuerpos en brazos llenos de ternura y con la carne y los besos trémulos de emoción.

Pero me asusta la idea que detrás de tanta belleza plástica y amorosa se esconda la zarpa del desamor, de la angustia que produce un embarazo no deseado, del rechazo que puede producir una prohibición familiar en forma expedita. Hay familias que sólo se preocupan cuando toman conciencia de que amad@ retoñ@ se relaciona con alguien que “no es de su clase social”. La maldad de la gente adulta es capaz de forzar una separación mandando a su criatura fuera del campo de acción de quien no aprueban. Hacen daño por causas absurdas y cierran los ojos cuando más lo necesitan a esa cantidad de adolescentes errantes y sin raíces sostenibles.

Qué pena el desperdicio de un maravilloso amor principiante que se va al limbo porque hay quien decide, en el último momento, que no procede. Las personas jóvenes deberían tener garantizados sus DERECHOS EFECTIVOS, esos olvidados, para manejarlos y disfrutarlos como les vaya en gana. Están en la flor de sus vidas y tiene que probar todas sus fragancias.

¿Qué sucede, nadie se acuerda de su primer beso, de aquel pinchazo en las entrañas que ya nunca se repitió?

Amar, volar, soñar y ser feliz por primera vez es la mejor de las experiencias para crecer en armonía y conocer las metas deseadas.



Fuente: Terra