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15 de julio de 2010

El matrimonio igualitario es ley en la Argentina

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Tras 15 horas de sesión, el Senado sancionó la polémica norma que divide al país. La votación se definió por 33 votos a favor y 27 en contra. Queda modificado así el Código Civil. Es el noveno país en el mundo en igualar los derechos civiles de gays.

Mientras los senadores sesionaban en el recinto, fuera del Congreso hubo manifestaciones a favor y en contra del proyecto. (DyN)

El Congreso nacional sancionó esta madrugada la ley de matrimonio igualitario, que equipara los derechos civiles de las parejas homosexuales a los de las parejas heterosexuales. Tras un debate maratónico de 15 horas, se impuso agónicamente la posición favorable a la norma que tuvo media sanción de la Cámara baja el 5 de mayo. De esta manera, la Argentina pasó a ser el noveno país de todo el globo que autoriza el casamiento de los gays y las lesbianas.

El Gobierno nacional impulsó la ley pero el proyecto no fue redactado por legisladores oficialistas sino por dos diputadas de la centroizquierda, Vilma Ibarra y Silvia Ausburger (esta última de mandato cumplido). Recién este año la Casa Rosada hizo suya esta propuesta y la impulsó primero, con éxito, en Diputados.

El bloque oficialista que conduce Miguel Pichetto votó dividido y la ley fue sancionada gracias al apoyo adicional de 5 senadores de la UCR y 8 de bloques minoritarios como los dos del Frente Cívico de Córdoba (Luis Juez y Norma Morandini). El resultado fue 33 votos a favor del matrimonio homosexual y 27 en contra.

Benefició a la posición sostenida por la Casa Rosada la abstención de tres senadores que todos creían que votarían para rechazar el matrimonio homosexual: la rionegrina María José Bongiorno, la chubutense Graciela Di Perna y el chaqueño Fabio Biancalani, quienes prefirieron no votar ni por el “sí” ni por el “no” porque propiciaban la vía de la unión civil.

En el grupo de senadores que anticiparon su rechazo a la ley se produjeron también llamativas ausencias como las del riojano Carlos Menem, que pasó media hora por su despacho y luego de hablar con Pichetto se retiró del Congreso, y la del radical de Santiago del Estero Emilio Rached, quien no dio explicaciones y también se marchó.

Algunos adujeron que la salida de Rached fue un gesto del radicalismo para permitir la sanción de la norma, aunque sólo 5 de los 18 legisladores del centenario partido estaban de acuerdo con la misma.

En rigor, la Cámara de Senadores consideró ayer en primer término el dictamen de la comisión de Legislación General que aconsejó el rechazo de la media sanción de la Cámara baja, ya que tuvo 9 firmas de los integrantes de ese cuerpo de trabajo. Pero como los votos en contra de este despacho fueron más que los a favor, el pleno de los senadores votó inmediatamente por el dictamen que recomendó la sanción definitiva de la boda gay y la ley quedó aprobada.

La Casa Rosada libró una fuerte puja con la Iglesia Católica por la ley de casamiento gay que llevó tanto a Néstor como Cristina Kirchner a polemizar con el cardenal Jorge Bergoglio y varios obispos. Atento a esto, Pichetto criticó a obispos como Héctor Aguer o Antonio Marino, a quienes consideró “personajes de las tinieblas”.

Pero la influencia de la curia en muchas provincias dejó a los Kirchner sin soldados clave como el formoseño José Mayans, el jujeño Guillermo Jenefes y el puntano Daniel Pérsico, quienes votaron en contra de la ley (la misionera Elida Vigo directamente no asistió a la sesión, lo mismo que el tucumano Sergio Mansilla).

La mayoría de los votos contrarios a la boda homosexual salieron del radicalismo, mientras que el peronismo en su versión oficialista y en su variante díscola aportó números por igual.

Antes de la votación, cuando hablaba Pichetto, se provocó una gran pelea entre éste y la puntana Liliana Negre de Alonso, del peronismo disidente, quienes abrieron el debate con una fuerte polémica.

Pichetto, que antes había acusado a la senadora de “mentirosa”, dijo que la cláusula de “objeción de conciencia” que se puso en el dictamen de unión civil era de un “estado totalitario como la Alemania nazi”. Esto provocó la ira de la mujer, quien terminó llorando.

Luego de su aprobación en general, los senadores descartaron toda discusión ulterior sobre el articulado. El radicalismo buscaba cambiar la palabra “matrimonio” por un nuevo concepto: “unión familiar igualitaria” para comprender tanto a las parejas heterosexuales como homosexuales, aunque la idea quedó sólo en un bosquejo.

Además, se había planteado hacer cambios en algunos artículos de la media sanción. “Los ítems 2, 4, 16, 34, 37 y 40 merecen -según los radicales- ser reemplazados por textos actualizados y adecuados a las normas vigentes para, en general, evitar discordancias con el régimen jurídico vigente para las parejas heterosexuales. Los casos del nombre o la tenencia de los hijos, merecen ser enmendados para mejorar la norma propuesta a favor de la igualdad”, habían explicado desde el bloque.

Ante este posible escenario, Pichetto avisó que no permitiría cambios a lo que sancionó Diputados y ordenó a los senadores que votaron en contra en general que rechacen todas las modificaciones en particular.


Festejos frente al Congreso

Con banderas y pancartas, los manifestantes que respaldan el casamiento entre personas del mismo sexo, celebran la decisión del Senado de convertir en ley la iniciativa. “Tenemos mucho para festejar y mucho para hacer”, dijo María Rachid, presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales.

Desde ayer, la gente fue colmando la plaza ubicada frente al Parlamento. En ese lugar, siguieron por medio de pantallas el devenir de la sesión.

Las novedades sobre lo que acontecía en el Senado llegan desde la Carpa de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), donde la sesión se transmite en vivo. En el escenario, Kevin Johansen y otros artistas participaron, ayer, de la fiesta.








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